Dicen que los clásicos nunca mueren, pero también es cierto que su tirón aumenta cuando se les da vida. Eso es lo que pasó ayer en el auditorio de Pola de Siero con motivo de la puesta en escena del musical infantil "Alicia en el País de las Maravillas", al que asistieron más de 400 personas que quedaron encantadas con una representación que aunó magia e ilusión para impresión de los muchos niños presentes.

Todo empezó con discretas carcajadas. Un inicio con la protagonista negada a aprender francés e inglés hasta que con ayuda de la música aprende al menos a contar hasta tres. Sin embargo, fue la aparición de otros personajes como el Conejo Blanco la que comenzó a animar a los presentes, que no daban crédito con la escena en la que Alicia viajaba a otro mundo simplemente por arte de magia.

Ese fue sólo un pequeño detalle de toda una hora de representación en la que los numerosos niños asistentes incluso se animaron en alguna ocasión a sumarse a los cánticos y bailes de unos personajes totalmente entregados que también hicieron guiños a la actualidad. "¿Qué me va a hacer la reina Letizia?", se preguntó Alicia cuando le advertían de la amenaza que podía suponer la Reina de Corazones.

Las situaciones inverosímiles y absurdas estuvieron más que presentes a lo largo de una trama en la que los actores Mamen Mengo, Estela Muñoz, Jonatan Canton y Adrián Romero pusieron mucho de su parte para ganarse a los niños con continuas interpelaciones y alocadas invitaciones, que tuvieron siempre como objetivo el tratar de arrancar una sonrisa. Una manera distinta de disfrutar de una de las obras maestra de Lewis Carrol y conmemorar al mismo tiempo el Día del Libro, aunque, eso si, sin necesidad de leer.

Los organizadores del evento, enmarcado dentro del circuito asturiano de teatro, destacaron la buena acogida del público poleso, que aprovechó la inestabilidad meteorológica para optar por un plan divertido y resguardado al mismo tiempo. Asimismo, los responsables del equipamiento cultural sierense destacaron la buena acogida de un espectáculo que demostró una vez más que las iniciativas destinadas al público infantil son una apuesta casi segura.