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Fútbol entre kiwis en Santianes

El exjugador del Sporting Pedro Santa Cecilia trabaja en la gestión de una plantación praviana tras militar en el Auckland City de Nueva Zelanda

Pedro Santa Cecilia con unos kiwis en las manos y el balón de fútbol a los pies, ayer, en la plantación de Santianes de Pravia. S. ARIAS

Marcado por los kiwis. Así ha vivido en los últimos años Pedro Santa Cecilia, exfutbolista del Sporting de Gijón, que en pocos meses ha pasado de jugar profesionalmente en el Auckland City de Nueva Zelanda a ocuparse de la gestión administrativa de una plantación de la fruta típica de las antípodas en la localidad praviana de Santianes.

El gijonés Pedro no dudó un momento cuando le llamó su amigo Alejandro Lechado para que comenzase a trabajar en su producción de kiwis. Colgó las botas. "Estaba a punto de irme a jugar a un 2ªB fuera de Asturias y cuando contactó conmigo no me lo pensé, tenía que resetear y mirar al futuro", afirma.

Ahora el balón ya no se mueve entre sus pies, sus manos manejan documentos, escrituras y todo tipo de papeleo administrativo con el que gestiona las fincas de la plantación. Y para que todo quede mejor atado, ha comenzado a estudiar Derecho. "Me hace mucha ilusión y me gusta mucho; no es lo mismo que cuando tenías 18 años, y tengo que pensar en mi futuro profesional".

Pudiera parecer que el destino ya le avisaba de que su futuro estaba en los kiwis, porque Nueva Zelanda fue su último destino profesional como deportista, a excepción de una vuelta con el Real Avilés la temporada pasada. "Fue una experiencia espectacular y nos proclamamos campeones de la Champions de Oceanía, fue increíble ir a las islas del Pacífico jugando al fútbol", recuerda. De su paso por las antípodas tiene un tatuaje maorí en el brazo y algo más de conocimiento sobre el deporte nacional, el rugby. "Allí en los parques las pachangas se hacen de rugby, pero sólo se tocan", detalla.

Antes de vivir al otro lado del mundo, Santa Cecilia subió a primera división a un histórico del fútbol belga que pasaba por una mala temporada, el Royal Charleroi. De Bélgica se trajo un buen nivel de inglés y algo de francés. Pero sin lugar a dudas, los mejores recuerdos del deportista están en su casa, en el estadio de El Molinón.

A los trece años firmó por el equipo de sus amores. "Ya en el colegio de la Inmaculada de Gijón todos los años me decían de ir, pero allí tenía a mis amigos, no fue hasta que llegó el momento en que yo necesitaba un salto cuando firmé por el Sporting", comenta. Y debutó en 2005 en el primer equipo, donde militó hasta 2010, con una generación de oro en la que sobresalían Javi Fuego, Adrián Colunga y Jorge y Alejandro García. "Es un milagro que cinco jugadores de la cantera pasen al primer equipo".

De esas temporadas, el mejor recuerdo es el ascenso a primera división de 2008 con Manolo Preciado de entrenador. "Manolo lo cambió todo y fue una inyección de optimismo, era el punto que necesitaba el Sporting para calar en la afición y los futbolistas", dice sobre el fallecido Preciado. El ascenso fue un sueño y ahora espera que su presencia en la plantación sirva, también, para ascender los kiwis al nivel más alto de calidad.

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