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Los hosteleros de Noreña piden ampliar el programa del Picadillo a toda la villa

Los establecimientos completaron un buen fin de semana, a pesar del mal tiempo, pero creen que la actividad se concentró en pocos puntos

Los hosteleros de Noreña piden ampliar el programa del Picadillo a toda la villa L. B.

El presidente de la Junta de Hostelería Local, Moisés Cuesta, reclamó ayer que la programación de las fiestas del Picadillo y el Sabadiego en honor a San Marcos, cuya edición de este año concluyó ayer, cuenten en 2017 con una programación más amplia que se reparta por distintos puntos de la villa, de modo que se favorezca a más negocios locales.

Cuesta aseguró que, a pesar del mal tiempo, el balance de las fiestas para los establecimientos locales fue positivo. "Ya podían ser todos los fines de semana así", indicó el hostelero, que, no obstante, cree que el hecho de que casi todas las actividades se desarrollen en torno al kiosco de la música deja a otras zonas vacías de atractivo. "A la hora de los vermús y para consumiciones la gente se concentra en la misma zona y habría que buscar una manera de subsanarlo", declaró.

De todos modos, los números de visitantes y vecinos que aprovecharon los festejos para salir a la calle y disfrutar en sus restaurantes de la gastronomía local se contaron por miles y saturaron algunos negocios en determinadas franjas horarias. "En la noche del sábado llenamos los dos turnos y al mediodía la cosa fue bien", explica Cuesta, cuyo negocio se encuentra entre los más alejados del centro de los festejos, que, tras muchos años, no contaron con la pulpería de la plaza Eulalia Rodríguez Busto contratada por la Orden del Sabadiego ante la oposición de los propios hosteleros. "Lo justo es que, para un día que hay venta, repercuta en los que pagamos todo el año", justifican los empresarios.

Una vez más, lo más demandado fueron los ingredientes estrella de las celebraciones y, si bien los restauradores se esforzaron en ofrecer diferentes formas de prepararlos, los clásicos fueron los que más triunfaron. "Picadillo, patatas, huevos y, en algunos casos, sabadiegos fueron lo más demandado", coincidieron en señalar ayer varios titulares de diferentes locales. Algo que corroboran los clientes, algunos de los cuales mantienen la tradición de visitar el concejo chacinero al menos una vez al año para degustar sus viandas. "Llevamos unos ocho años viniendo y cada vez nos gusta más, precisamente cuando el médico menos nos lo recomienda", comentó, con humor, Alfonso Rodríguez, que se trasladó desde Oviedo con su mujer y con otra pareja.

Otros también experimentaron nuevas recetas, como las croquetas y los hojaldres a base de picadillo, con los que se quedaron entusiasmados. "Soy una fan de las croquetas, pero puedo decir que, como éstas, nunca había probado ningunas", señaló entusiasmada la gijonesa Carmen Fernández, mientras degustaba el producto en el restaurante El Casero de la Villa Condal.

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