La Guardia Civil descubrió a mediados de este mes que un almacén comercial mayorista de un polígono de Lugones vendía juguetes falsos de la patrulla canina y procedió a la incautación de 1.359 imitaciones de los productos de la famosa serie de animación infantil, que son considerados peligrosos por incumplir varias normas de calidad.

Las investigaciones se remontan al mes de marzo, cuando se puso en conocimiento de la Guardia Civil la existencia de venta fraudulenta de juguetes en la región. Tras visitar varios establecimientos en los concejos de Avilés, Gijón y Siero, efectivos de las patrullas Fiscales y de Fronteras (PAFIF) hallaron un albarán comercial en un establecimiento que les llevó hasta un almacén mayorista ubicado en un polígono industrial de Lugones.

Fue allí donde los agentes incautaron los juguetes falsos que se encontraban tanto en los expositores para la venta al público como en el interior del almacén, todos ellos pertenecientes a las líneas de la Patrulla Canina, unos productos que en la última Navidad se agotaron en casi todos los comercios debido a su elevada demanda.

Un fenómeno que no sólo afectó a España, sino que fue común en otros países como Estados Unidos, Francia, Italia o Inglaterra, en los que estos juguetes fueron lo más perseguido tanto por los Reyes Magos como por Papa Noel.

En ese momento, el titular del comercio, un vecino de Gijón de 37 años al que corresponden las iniciales H. Z., se encontraba fuera de Asturias, pero en el día de ayer se le tomó declaración en calidad de investigado por un delito contra la propiedad industrial, siendo sus diligencias trasladadas al juzgado de instrucción de Siero. La propia Guardia Civil describe los productos falsificados como "copias con calidad inferior a los juguetes originales" y advierte que suponen un riesgo añadido para los niños, pues no cumplen con la normativa de calidad y seguridad establecida por la Unión Europea para este tipo de productos. Asimismo, señalan que son juguetes compuestos por piezas pequeñas que en algunos casos no superan un centímetro de longitud, lo que supone un riesgo para la salud de los niños pequeños.

Para que la operación llegara a buen puerto fue necesaria la colaboración de un representante de la compañía juguetera, que se encargó de analizar los detalles técnicos del material incautado para dictaminar que se trataba de imitaciones y no de productos originales elaborados por las marcas autorizadas.

Esta operación supone un toque de atención para los padres y todo aquel que quiera adquirir un juguete, pues se recomienda a los compradores que comprueben las garantías de que el producto cumple las mínimas condiciones para ser utilizado por los niños. Un proceso para el cual se aconseja tener en cuenta algunos aspectos como que el producto tenga un precio muy inferior al habitual en el mercado. De todos modos, es muy importante que en el caso de que algún comprador se percate de este tipo de venta fraudulenta denuncie el caso con el fin de evitar posibles daños.