Las sanciones por incumplimientos cívicos a los dueños de mascotas tiene miga. Una sociedad que tiende a la sobrevaloración de los animales plantea el dilema de si debe ser paritaria la protección a personas y animales. La sociedad existe por los seres humanos y en principio ellos deben ser el objeto prioritario de atención, pero los que tienen un crecido afecto a los animales en general y a sus mascotas en singular tienen derecho a que se regule comprensivamente su intervención en la sociedad con ellos. Sugieren que el IVA sanitario de las mascotas no sea el 21%, que se disponga de suficientes espacios urbanos donde los perros puedan estar un rato sueltos, que se incrementen los pipicanes y más. Como esto cuesta, quienes carecen del crecido amor animal se oponen a que vayan ahí sus impuestos. Equiparando el amor animal al humano hay quien dice no entender por qué se reducen impuestos a las familias numerosas, pues más hijos suponen más gasto sanitario, más en educación, más en... Y plantea que por la misma razón quien tenga más mascotas pague menos impuestos, porque son su familia. Francamente, no sé qué decir.