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Las perlorinas estrechan lazos

El XIII Encuentro de mujeres de la parroquia, nacido como reunión de exalumnas de la escuela, sumó casi un centenar de vecinas

La cena del encuentro anual de perlorinas. MANUEL NOVAL MORO

Las mujeres de Perlora -ya vivan en su tierra o no- tienen todos los años una ocasión para juntarse a compartir mesa, mantel y vivencias, y son pocas las que suelen faltar a la cita. Se trata del encuentro anual de las perlorinas, que celebró ayer su cita número 13 en el hotel Piedra de la localidad carreñense. Lo bueno de este encuentro es que no conoce edades. Las perlorinas que se juntaron el sábado para cenar tenían edades comprendidas entre los 25 y los 90 años, varias generaciones de mujeres que convivieron en armonía y que disfrutaron enormemente de la velada.

El encuentro nació vinculado a las antiguas alumnas de la escuela de Perlora. En un principio solo se encontraban las exalumnas del centro, pero posteriormente se decidió dar cabida a todas las mujeres, tanto si habían ido a la escuela como si no. Las organizadoras se dieron cuenta de que estaban marginando a muchas mujeres que llevaban hasta 40 años casadas en la localidad o residiendo en ella.

Uno de los valores del encuentro es que muchas de las asistentes no residen en la parroquia. La cita les brinda una oportunidad de reencontrarse con amigas y vecinas de la infancia con las que compartieron pupitre en la escuela y con las que, incluso, puede que éste sea el único momento del año en el que se encuentren. Hay muchas de las perlorinas que viven en Gijón, en Oviedo y en otras localidades de Asturias.

"Esto ayuda a que la fiesta sea muy animada, que venga la gente que está fuera y a la que apenas ves a lo largo del año; hay incluso parientes que casi ni se ven, y que se reencuentran aquí", explicó una de las organizadoras del acto, Merche García.

Las mujeres viven la fiesta con mucha ilusión y con mucha alegría. Así fue en la noche del sábado, que hizo que la celebración y la tertulia posterior se prolongaran hasta altas horas de la madrugada. Además de la cena, la organización se encargó de animar el encuentro con una exposición de fotografías en las que las asistentes pudieron buscarse o ver los lugares de su pasado, llenos de recuerdos, muchos compartidos, y también se proyectó el video del encuentro del año pasado. Hasta hubo un sorteo de regalos.

Los recuerdos de otros tiempos y las risas del presente se conjugaron para hacer la fiesta muy agradable para todas las participantes, que en su mayoría ya tienen claro que, si nada se lo impide, estarán presentes en la fiesta del próximo año para seguir disfrutando de la compañía de sus convecinas.

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