El poeta Fernando Beltrán leerá sus poemas en Grado por primera vez. Nunca antes lo había hecho por el pudor de estar al frente del Aula de las Metáforas. Pero el azar y la insistencia de los organizadores han querido que el autor de origen moscón participe pasado mañana en los Encuentros de Literatura y Artes de Grado con su último libro "Hotel Vivir". Un poemario que resume el devenir de la vida de Beltrán en los últimos diez años.
-¿Qué es "Hotel Vivir"?
-Recoge 55 poemas escritos durante los últimos diez años en los que sucedieron hechos que transformaron mi vida; mi reflexión y mi estado de ánimo respecto a la misma, también.
-¿Qué ha reflexionado?
-"Si me preguntáis en dónde he estado / debo decir: sucede", escribía Neruda, y es la cita que abre el poemario. Porque tengo la sensación de que, más que ser yo quien he escrito mi vida en estos poemas, es la propia vida, a su antojo, la quen me ha escrito a mí mismo. Sucedieron cosas que no esperaba, y otras que, esperadas, me conmovieron de manera impensable, la muerte de los padres, por ejemplo? Pero también el empuje detrás de los hijos, y otros miedos, errores, salud, amores, alegrías.
-¿Cómo define el libro?
-Un libro duro, incómodo a veces, crítico y autocrítico, pero sin amargura, porque habla en carne viva tratando de celebrar cada abrigo y bienestar que hubo también. La inmensa suerte de sentir que amé y fui amado, por ejemplo: bufanda y vértigo, por tanto, a partes iguales.
-¿Qué encontrará el público que asista al recital?
-En definitiva, "quien toca estos versos, toca a un ser humano", decía Walt Whitman, y quienes vengan a escuchar estos poemas se encontrarán en muchos a sí mismos. En el fondo, todos tenemos dudas, fríos e ilusiones parecidas. Intemperie sigue siendo la palabra que nos resume mejor. Una palabra hermosa, por cierto.
-¿Le hace ilusión leer en la villa moscona, de donde es oriunda su familia paterna?
-Leer en Grado será muy especial. Un poeta es un hombre desnudo, como decía John Lennon, pero desnudarte ante tu gente da más pudor aún. He aprendido, además, escribiendo este libro, que cuanto más escarbas en una vida, más queda por escarbar; cuanto más dices, más queda por decir. De hecho, en este libro he pisado todos mis charcos y en algunos aún no doy pie, aunque me siento mejor tras escribirlos. La poesía es terapéutica también.
-¿Por qué "Hotel Vivir"?
-El título toma a los hoteles como metáforas del vivir: este lugar de paso, esta fugacidad, el equipaje con que viajamos aún o del que nos hemos desprendido, la búsqueda de la temperatura ideal -o demasiado calor o demasiado frío-, las paredes que oyen, las pisadas y gemidos de los otros, la habitación doble de uso individual que es la vida casi siempre, aunque vivamos en pareja. La metáfora es infinita.
-¿Por qué no ha leído antes en Grado?
-Nunca quise leer mis propios versos en el Aula de las Metáforas, no me parecía oportuno siendo su responsable, por eso me emocionó tanto esta petición inesperada. Poder compartir los versos de este este "Hotel Vivir" como el ganadero comparte sus natas, el pescador sus redes y el carpintero la habilidad y el oficio de sus dedos? La vida es un trueque. ¡Y yo creo en la utilidad de la poesía!
