"Pude ganar mucho dinero, pero no es a lo que aspiraba". Así explica el vecino de Lugones Antonio Aragón Ríos cuáles fueron las razones que en su día le llevaron a centrar su pasión por el boxeo en la formación de jóvenes con pocos recursos en detrimento de una carrera que prometía mucho.

Aragón Ríos nació en Córdoba hace casi 74 años, pero antes de hacer la primera comunión se trasladó a vivir con sus padres a Lugones por motivos laborales de éstos. Allí aprendió el oficio de ebanista y comenzó a boxear para marcharse a Francia poco después de hacer la mili. "Me presenté a un preparador de París, que había estado aquí formando entrenadores y no se creía que fuera boxeador porque no tenía ni una marca en la cara", cuenta un hombre que llegó a derrotar a campeones de Europa como Toni Ortiz o Manolo Calvo.

Un lustro después volvió a Lugones de vacaciones y decidió quedarse. "Me ofrecieron un trabajo y entonces empecé a entrenar a chicos sin cobrar ni un duro", sostiene con el parabién de uno de sus alumnos. "Es uno de los más grandes de la historia del boxeo asturiano", declara quien fuera su pupilo y presidente de la peña que lleva su nombre, Francisco Javier Clavijo. Durante varios transmitió sus conocimientos en un local de la Avenida de Viella hasta que en 1975 hizo un paréntesis. "El trabajo y la familia mandaba y tuve que apartarme", comenta sobre una actividad que recuperó dos décadas después en el polideportivo. "Pronto se nos quedó pequeño y tuvimos que buscar otro local", apunta sobre la escuela, que llegó a tener 40 alumnos.

Ahora, con 74 años, sigue en la brecha enseñando y organizando veladas con fines benéficos, pero dice sentirse engañado. "El alcalde de Siero nos prometió un local en la calle Luis Braille y tras gastarnos el dinero que teníamos en un proyecto, nos dice que lo vende", asegura un incombustible Aragón Ríos que hace dos meses recuperó sus clases en el polideportivo al comerse el proyecto fallido los fondos que destinaba al alquiler de su viejo local.