Una vez finalizado el acto en favor de los presos políticos organizado ayer en el salón de plenos del Consistorio de Siero, Leopoldo López Gil, que lleva exiliado más de un año en España, quiso salir a uno de los balcones para escuchar los insultos y reproches de los participantes en una manifestación contraria a su visita, a la que asistieron varias decenas de partidarios del gobierno venezolano.

Durante unos minutos, López escuchó insultos como "fascista" o "asesino", y lejos de amedrentarse animó a los presentes a seguir gritando e incluso les dedicó algún gesto que alimentó su descontento. "Quería atender sus preguntas, pero su griterío ahogó el dialogo", señaló tras volver al interior del edificio, donde dejó entrever la estrecha relación de Podemos con el gobierno venezolano. "Hay interés del gobierno de Maduro en apoyar ciertos movimientos políticos que ustedes saben cuáles son", manifestó a los medios.

Posteriormente, el padre del líder del partido Voluntad Popular, que forma parte de la internacional socialista, dedicó un tiempo a firmar autógrafos y posar para fotografías con varios seguidores, entre los que se encontraban miembros de la comisión regional de inmigración del Partido Popular, así como diferentes representantes de partidos políticos a nivel local y regional.

Aunque los actos contaron con la presencia de una docena de agentes de la Policía Local y Nacional, finalmente no tuvieron que intervenir a pesar de que hubo algún enfrentamiento verbal entre partidarios del gobierno y la oposición venezolana. Cuando López se fue del Consistorio, la gran mayoría de los manifestantes ya se había marchado.