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Siero y Noreña

Noreña canta para todo el mundo

El Orfeón Condal roza los 60 años como referencia musical en Asturias l Sus treinta y cinco componentes son capaces de cantar hasta en diez idiomas distintos

El presidente, José Manuel Fanjul, en las oficinas del colectivo.

"Algo debemos de tener para que tanta gente de fuera quiera formar parte de nosotros". De esta manera reivindica el presidente, José Manuel Fanjul, el prestigio de un colectivo como el Orfeón Condal de Noreña, que el próximo año alcanzará los 60 llevando sus voces por todos los rincones de Asturias y muchos puntos fuera de sus límites.

Fue en el año 1957 cuando el entonces párroco, Alfredo Barral, fundó una agrupación que tenía por objetivo formalizar la actividad coral que había en la Villa Condal desde hace muchos años. Una meta que sin duda alcanzó con creces, pues desde entonces fueron varias las generaciones que aportaron su chorro de voz para hacer retumbar el nombre de Noreña por todos los rincones.

Es esa semilla la que dio lugar al hecho de que el Orfeón, como se le conoce de manera coloquial, esté considerado uno de los mejores coros aficionados de Asturias. "Hay mucha gente de Noreña, pero contamos con miembros de Oviedo, La Fresneda, Lieres, Valdesoto o Lugones", comenta Fanjul, que achaca esta variedad al deseo de gente ajena al concejo de participar en un "coro exigente e inconformista". "Tenemos un gran nivel en cuanto a canciones a ocho voces", defiende el presidente.

Si bien en sus inicios la agrupación llegó a contar hasta con 90 coristas, actualmente el número de voces se sitúa en 35 que raramente fallan a la hora de ensayar. "Los lunes ensayan las mujeres, el martes suele ser para los hombres y los jueves lo hacen habitualmente todos juntos", apunta sobre unos ensayos que tienen lugar en la sala polivalente municipal bajo la dirección de Joaquín Villegas, que lleva más de una década al frente del proyecto musical.

Si hay algo que distingue a este coro de otros es su capacidad para asumir cualquier reto que se le ponga por delante y enfrentarse a canciones en las que ni la dificultad ni el idioma es ningún límite. Prueba de ello es que sus componentes son capaces de cantar hasta en una decena e lenguas. Como es lógico, el asturiano y el castellano se dan por descontado, pero menos habitual resulta el hecho de interpretar temas en lenguas tan exóticas como el finés, el japonés, el ruso o el chino, además de otros idiomas más cercanos como pueden ser el francés, el alemán, el latín o el italiano.

Es quizás esta ambición por mejorar cada día la que ha llevado al Orfeón a ganar numerosos certámenes corales de enorme prestigio, como el internacional de "La mina y el mar" de La Felguera o el de Avilés en varias ocasiones, aunque los primeros grandes éxitos se remontan al triunfo en el certamen de Mieres, en 1970 y en Torrevieja, en 1976.

Ahora, la agrupación tiene como retos más inmediatos ofrecer varios conciertos. Sólo en este semestre, el Orfeón acumulará siete actuaciones que podrían ser diez en caso de cerrarse varias citas previstas. El último tuvo lugar el pasado fin de semana, cuando una expedición se desplazó hasta la localidad leonesa de Valencia de Don Juan para participar en un recital y, ya de paso, hacer un poco de turismo.

De todos modos, el nivel de actividad no se encuentra ni mucho menos en su punto más álgido, pues antes de la crisis económica, las actuaciones del coro se multiplicaban. "Actuábamos en muchísimas bodas, pero cuando vinieron las vacas flacas las bodas religiosas bajaron y muchas de las que se celebran empezaron a recortar por las actuaciones", explica José Manuel Fanjul.

No fueron sin embargo los recortes económicos un lastre para la vitalidad de un grupo que con el paso de los años se ha convertido en una gran familia formada en torno a una afición que con el tiempo fue cuajando en pasión por la canción. "Tenemos muy buenos cantantes, pero sobre todo puedo presumir de presidir un coro en el que contamos con excelentes personas", apunta el directivo, que destaca como principales virtudes del capital humano del coro su seriedad e insistencia por mejorar.

Todo un símbolo de Noreña que, sin duda, tiene en su principal dirigente, que llegó al cargo hace ahora una década, una figura clave para su continuidad por su incansable dedicación. "Era socio y cuando me jubilé me animé con un grupo de gente a coger las riendas", recuerda Fanjul sobre el inicio de una etapa muy exitosa que todavía tiene pendiente de escribir muchas más páginas doradas de la historia musical de Noreña.

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