"¡Bien lo mereces!" le decía un vecino a Julita Naredo mientras le daba un abrazo. Acababa de recibir un ramo de flores de manos de la concejala Isabel Ordiales y una placa que la reconoce como "Jubilada del año" de Sariego que le entregó el alcalde, Saúl Bastián. Rodeada de su familia, recibió muchas felicitaciones de sus vecinos, que no se cansaron de darle la enhorabuena.

Julita Naredo reconoció sentirse "contenta", pues es un homenaje muy merecido. "Me crié en el campo, éramos nueve hermanos, y sin las comodidades que hay hoy", apuntó. Sabe bien lo que es trabajar duro para salir adelante y puede decirse que concilió la vida laboral y personal cuando el término aún no se había ni inventado. Se casó con Antonio Figueiras, tuvo dos hijas, que les dieron cuatro nietos y estos, a su vez, dos bisnietas, que no quisieron perderse el reconocimiento que ayer recibió.

"Es uno de los días más guapos del año y de más satisfacción porque es el día que nos reunimos con los mayores", resaltó Bastián, que recordó lo mucho que hay que aprender de ellos. "Gracias a estos hombres y mujeres hoy podemos disfrutar de esta calidad de vida. Un ejemplo es Julita Naredo", apuntó el alcalde. Puso de relieve que desde joven trabajó en casa y en el campo, además de dedicar tiempo a la comunidad vecinal. Durante más de treinta años fue la sacristana de la parroquia de San Román. Sariego celebró ayer el Día del Jubilado y San Isidro, con una misa en el salón de actos del colegio público Víctor Berros y cantada por el Coro Errante, que tras el oficio religioso deleitó al público con varias canciones. A continuación, fue la distinción a Julita Naredo y la comida de hermandad en el polideportivo municipal. Por la tarde, tuvo lugar el Festival de San Isidro en el que hubo música, canción asturiana, humor y sorteo de regalos.