El alcalde de barrio de San Miguel, César Solís, quiere rehabilitar el puente de Valdemorán, una construcción cuyo origen data del siglo XVI, según algunos expertos y que durante más de cuatro décadas permaneció cubierto por la vegetación hasta que el joven vecino Fermín Huerta decidió recuperarlo y acondicionarlo de manera altruista.

A pesar de que en el Consistorio consta que el puente pertenece a la localidad de Castañera, en la parroquia de Bobes, en San Miguel aseguran que está dentro de sus límites y quieren hacer todo lo posible para que recupere parte de su esplendor y sirva de disfrute tanto para los vecinos como para posibles visitantes y personas interesadas en este tipo de patrimonio. "Hay piedras en el río Noreña que se pueden recuperar y utilizar para arreglar su lateral derruido", explica Solís.

El propio Fermín Huerta se ofrece para colaborar en la restauración de un puente que conecta el pueblo con los terrenos de la zona militar dependientes del cuartel Cabo Noval y que hasta ahora estaba desatendido. "Desde que Emilio Cabeza dejó de cuidarlo nadie miró más para él", cuenta Menchu Villa, madre de Fermín, que ve justo reconocer la labor de un hombre que curiosamente fue hallado muerte bajo la construcción en noviembre de 2012 tras permanecer varios días desaparecido.