El lodo y el barro que arrastra la maquinaria forestal y que acaba en los ríos es un peligro para la fauna acuática. Lo advierte el pescador y naturalista maliayés Heber Arenas. Denuncia que es bastante común que ocurra y cree que podría solucionarse por medio de la construcción de un puente.

Sin ir más lejos, desde hace un mes, casi diariamente, Heber Arenas venía observando que las aguas en la zona media del río Linares, en Villaviciosa, tenían un color entre marrón y gris. Así que decidió investigar cuál era el origen de este vertido. Descubrió que procedía de uno de sus afluentes, el río Coru o Profundu. Caminó varios kilómetros por la Ruta de los Molinos hasta que dio con el problema.

Se trata de una pista por la que circulan autocargadores forestales porque están sacando madera de unos montes cercanos al río. "Cada vez que transitan por esta pista, lo cruzan y vierten barro a las aguas del cauce, provocando que el río baje turbio durante muchas horas", explica Heber Arenas. Alerta de que esta situación supone "un problema muy serio", ya que "todo ese sendimento colmata el fondo con una capa de limo y sedimentos". Agrega que la consecuencia es que sepulta y ahoga muchos insectos acuáticos, que constituyen "la base alimentaria de los peces del río", pues son el 80% de su dieta. Estos lodos también perjudican a peces como la trucha, pues se les cuelan en las agallas, provocándoles la muerte por axfisia o causándoles infecciones. "La aportación de lodos fue tan grande al llover que llegó hasta la ría", destaca.

"Lo que sería lógico, interesante y obligatorio es que se construyera un puente, sencillo pero suficientemente consistente, para evitar el paso de la maquinaria por el río desde las pistas forestales", insiste Heber Arenas. Así que pide la "implicación de todas las administraciones" porque sostiene que no es una infraestructura que requiera una gran inversión.