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Un cuarto de siglo afinando en Posada

La Escuela Municipal de Música del concejo, nacida en 1991, ha conseguido un equilibrio entre el rigor académico y la libertad de géneros clásicos y actuales

Jorge Arruñada recibe clases de bajo eléctrico de Alfonso Vega en un aula de la Escuela de Música de Llanera. MANUEL NOVAL MORO

La Escuela Municipal de Música de Llanera comenzó su andadura hace ahora 25 años y desde el primer momento ha tenido la vocación de ser un espacio de creación y desarrollo singular. Inaugurada en 1991, la escuela ha concebido la enseñanza como un equilibrio entre el rigor académico y la libertad que se asocia al rock u otros géneros menos ceñidos a las instituciones.

Dicho equilibrio se fragua con la práctica de varias disciplinas: la propia de cada instrumento y el aprendizaje del lenguaje musical, por una parte, la práctica en grupo, por otra y, finalmente, la actuación frente al público.

Actualmente, la escuela cuenta con las especialidades de acordeón cromático, acordeón diatónico, agrupación instrumental, bajo eléctrico, canto, clarinete, conjunto coral, flautas, gaita, guitarra, lenguaje musical, música y movimiento, percusión/batería, percusión tradicional, piano, saxofón, teclado y terapias de la música.

Como explica Alfonso Vega, profesor de clarinete, bajo eléctrico y lenguaje musical, se dan clases individuales media hora a la semana, que se imparten "en función de cómo trabajen ellos; es una educación a la carta sin grandes pretensiones, se trata de que los alumnos vengan a gusto, que les guste la música, y que disfruten con el instrumento que toquen y tocando en grupos".

Todas las semanas hay una hora de clase colectiva, en la que los alumnos se juntan con otros de su mismo instrumento o de otros y tocan diversas piezas.

Estos trabajos tienen como colofón los conciertos que se dan cada trimestre en la escuela. "Para el alumno, estudiar sólo sin ir más allá es muy duro, pasa con el instrumento y con el lenguaje musical; las clases de grupo tienen distintos niveles y cada alumno pone lo que puede de su parte según su nivel, pero el caso es que participen todos y hacerlo de la forma más amena, y no por se aprovecha menos".

Los alumnos tienen conciertos en Santa Cecilia y Navidad, en el primer trimestre, y el segundo trimestre empiezan los conciertos de aula, en cada uno de los cuales tocan los alumnos de cada disciplina. La guinda llega en junio con el concierto de fin de curso. El repertorio en todos los conciertos es muy variado, y no se ciñe exclusivamente a la música clásica.

Además, los alumnos de los instrumentos de viento tienen la posibilidad de participar en la Big Band de la escuela, que dirige Baldomero Gutiérrez. Esta formación, además de permitirles tocar con otros instrumentistas y, así, aprender a desarrollar fundamentos y a disfrutar del sonido de un conjunto, les da el privilegio de hacer viajes por toda España. Desde su creación en 2002, lleva más de 50 actuaciones, entre otras en Barañain (Pamplona), Alcobendas (Madrid), Béjar (Salamanca) y los centros asturianos de Madrid y de Oviedo. Como explicó el director, la big band funciona como incentivo "y también como parte complementaria de la formación; es una forma de que la gente dé un paso más; hay gente que tiene un buen nivel y le falta tocar con más gente; la big band y los talleres ayudan mucho". En la formación hay, además, gente de todas las edades y se propicia un buen clima.

El centro tiene ya abierto el plazo de presentación de las preinscripciones para el nuevo alumnado. Los interesados podrán preinscribirse entre las diez de la mañana y las ocho de la tarde. El plazo estará abierto hasta el próximo viernes, día 27 de mayo.

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