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Comerciantes y hosteleros de Siero ven viable atraer turismo con las procesiones

Los expertos inciden en la necesidad de publicitar las celebraciones religiosas y vincularlas a otro tipo de iniciativas para crear riqueza

Procesión de la Borriquilla del pasado mes de marzo en la Pola. FRANCO TORRE

La religiosidad está en alza en Siero y Noreña. La próxima recuperación de la procesión del Corpus en Pola de Siero, que trata de dar continuidad al éxito de la Semana Santa en la capital sierense y Lugones, refuerza esta dinámica, también patente en la Villa Condal con la celebración, más que consolidada, del Ecce-Homo. Otra cosa es que estas iniciativas puedan generar riqueza y, a mayores, atraer turismo a estos concejos. Una posibilidad que agradaría a los hosteleros y comerciantes y que, a decir de los expertos, es viable.

La clave para lograrlo, en todo caso, podría residir en no cerrar el foco sobre el fenómeno religioso. María Luisa Palma, profesora titular de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla y experta en la economía vinculada a los ámbitos culturales, sostiene que es importante vincular estas celebraciones religiosas con otro tipo de actividades o con otras clases de turismo, para hacer más atractiva la oferta global. "Aquí en Sevilla se hace mucho, la gente aprovecha que viene a ver la ciudad y viene en fiestas. Esto hace que a las procesiones de Semana Santa, por ejemplo, no vengan sólo los fieles, sino también otros turistas curiosos, no necesariamente religiosos, que aprovechan para ver las procesiones", explica.

María Luisa Palma pone un ejemplo muy gráfico de cómo un activo religioso puede enriquecer la oferta turística de un lugar: "Es como la gente que va a una ciudad y entra a ver la catedral. El caso de Oviedo es claro: su catedral es visita obligada", explica. En el caso sevillano, las procesiones están a un nivel superior y atraen a un turismo específico, pero Palma precisa que incluso las de pueblos más pequeños de la provincia sirven de reclamo para los visitantes.

"Es muy importante que se promocione bien, con carteles sobre todo. Aquí en Sevilla, cuando hay una procesión en cualquier pueblo, está todo el entorno lleno de carteles. Pero para que tenga éxito y se consolide creo que hay que vincularlo a otros tipos de turismo: que sea una fiesta popular, que integre al visitante y pueda ver el ambiente. En Asturias yo creo que podría funcionar bien en combinación con el turismo rural", sostiene Palma.

En tierras sierenses, la recuperación de las procesiones ya se está dejando notar en la localidades. Lugones, que recuperó el Corpus hace ya algunos años y logró darle una personalidad con sus alfombras florales, cuenta además desde hace tres años con una cofradía propia de carácter mixto, la del Cristo de la Piedad y la Virgen de la Soledad, que ha dado un nuevo impulso a la Semana Santa. "Cuando se habló de recuperar estas celebraciones, nos pareció bueno en todos los aspectos, incluido el turístico y el beneficio para la hostelería. Hay que ver que la gente que viene a estos actos tiene que salir de casa y comer y tomar el café", explica el párroco de Lugones, Joaquín Serrano, quien cree que el éxito avala la apuesta de los fieles.

Ana José de Celis, del colectivo de profesionales Centro Comercial Abierto, precisa además que las tiendas también se ven beneficiadas, aunque no directamente como los bares: "En Semana Santa o el Corpus tienes la tienda cerrada, pero la gente ve tu comercio, ve el escaparte, y pueden volver. Son potenciales clientes que en este momento igual no pueden comprar, pero quizás vuelvan. Y en Semana Santa hay mucha gente en Lugones, funciona muy bien", sostiene.

En Noreña, la cofradía del Ecce-Homo es además una fiesta paradigmática, un fenómeno religioso de primer orden a nivel regional, que atrae cada año a cientos de visitantes a la localidad. Pero en la Pola este tipo de celebraciones religiosas habían quedado un poco postergadas, más allá de las vinculadas a las fiestas del Carmín o Güevos Pintos, hasta hace unos pocos años. Con la recuperación de la procesión de La Borriquilla y, ahora, con el Corpus se espera potenciar esta vía. Y los hosteleros no lo ven mal.

"Es una cosa más, un aliciente para que la gente venga al pueblo", afirma el hostelero José Cuévano. Natural de Valladolid, este profesional sabe además del potencial de este tipo de celebraciones, ya que allí la Semana Santa es todo un acontecimiento, aunque incide en que "las celebraciones tienen que ser acordes al espíritu del pueblo". Por su parte, el también hostelero Borja Alcázar señala que estas celebraciones pueden ser especialmente beneficiosas en Semana Santa, "una de las épocas más bajas del año en la Pola", sentencia.

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