Rosendo Rebollal constata que "se va perdiendo la costumbre", porque cuando era niño, lo habitual era que "la gente viniera ofrecida, descalzos, con velas y capucha", encomendándose a la Virgen de la Salud de Oles, con motivo de la Fiesta de les Flores. Cuando alguien estaba enfermo, le pedía que intercediera. De ahí la gran devoción a esta Virgen que hay tanto en Oles como en los pueblos cercanos. Rebollal, de Tazones pero casado en la localidad, es un ejemplo. En esta iglesia se casó él, sus hijos y sus nietos se bautizaron e hicieron la primera comunión. "Soy devoto de toda la vida y el resto de la familia también", reconoce.

Pero no es el único fiel a una cita que se celebró ayer. Juan García Sánchez es de Liñero y "todos los años" acude. "Creo en ello y tengo devoción", indica. Está pendiente de que le operen de una cadera, así que espera que la Virgen "ayude algo". Acudió a misa con su esposa, María Jesús Tuero, que es natural del pueblo. "Viene mucha gente a esta fiesta porque hay mucha devoción", explicó. "Es la Virgen de la Salud y cuando uno está mal, viene y clama para que le ayude". Aunque Bernardo Alonso, de Oles, acude todos los años y no tiene "ni mucha ni poca" devoción, reconoce que "en el pueblo siempre hubo mucha".

Un gran chaparrón obligó a que los ramos entraran rápido en la iglesia para resguardarse de la lluvia. Se celebró la misa, que estuvo cantada por el coro Manín de Lastres y oficiada por el párroco Manuel Robles. Luego salió la procesión. En este caso, el agua sí dio una tregua.

Los encargados de llevar la imagen de la Virgen fueron Diego Alonso Batalla, Ethan Alonso Gancedo, Lucas Alonso Tuero y Jonathan Solares Tomás. No siempre son los mismos, pues cuando alguien se ha encomendado, bien porque uno o un familiar ha superado una enfermedad, saca en promesa a la Virgen de la Salud, en agradecimiento por haber intercedido.

En Oles hoy se celebrará "El Día del Pueblu" con merienda, fútbol, concurso de postres, verbena y chocolatada como fin de fiesta.