"Me parece injusto quedar fuera por los requisitos que piden, pero también entiendo que hay muchos niños". Así explica Mónica Pérez, vecina de Pola de Siero, lo que siente después de que su hijo, Nicolás Sandoval, se haya quedado a las puertas de entrar en la escuela de primer ciclo de educación infantil "El Carmín".
El pequeño ocupa, con seis puntos, la quinta plaza en la lista de los niños de dos a tres años. La intención de sus padres era que Nicolás empezase a tomar contacto con otros niños. "Siempre está conmigo, y queríamos que se relacionase más", explica. Pero tendrán que buscar una guardería, "un par de horas, porque más está fuera de nuestro presupuesto", porque no han conseguido alcanzar los puntos necesarios. La principal razón, de ahí que lo consideren una injusticia, que se requieren dos contratos de cuarenta horas para puntuar el máximo. "Si tuviésemos los dos ese contrato no necesitaríamos la escuela pública", dice.
