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"Era el mejor pozo de Asturias", afirman los mineros a los 15 años del cierre de Lieres

"Salía más y mejor carbón que en otros sitios", dicen los extrabajadores de la explotación, que llegó a tener 500 empleados

Julián Álvarez explica la singularidad del castillete de hormigón de Lieres a sus antiguos compañeros. FRANCO TORRE

"Oficialmente, la mina de Lieres cerró el 31 de diciembre de 2001. Pero desde finales de mayo o principios de junio ya no salió más carbón de aquí. Hace ahora quince años". Las palabras de César Pérez resuenan contra los muros de las antiguas instalaciones de la mina de Lieres, cuyos elementos más singulares gozan de protección. El resto de la parcela que antiguamente ocupaba la explotación minera es hoy una zona industrial, urbanizada pero sin ocupación.

Tres generaciones de mineros, todos ellos extrabajadores de la mina de Lieres, se reúnen con LA NUEVA ESPAÑA para relatar cómo era esta explotación. "Había un complejo enorme, todo esto eran naves", comenta Luis Alonso, mientras avanza hacia los dos castilletes de la antigua mina, que se alzan, aún orgullosos, contra los cielos. "Esta era la mejor mina de Asturias", añade. A su lado, Alberto Incio respalda sus palabras: "Yo trabajé en otras cuatro minas después de ésta, y en ningún lugar estuve tan bien como aquí. Era una empresa familiar, y eso se notaba".

El origen de la minería en Lieres se remonta al siglo XVIII. El propio Jovellanos visitó la primera explotación en 1789. Pero en la historia local hay otra fecha de referencia: 1903, el año en el que la compañía belga Solvay adquiere la mina. "Ellos tenían una fábrica en Torrelavega, por lo que el carbón que sacaban de aquí lo transportaban para los hornos de allí", explica César Pérez. La llegada de Solvay cambió la cara a la localidad sierense. La compañía belga dio un impulso decisivo a la explotación minera, y edificó una colonia para sus trabajadores.

"En la escuela, de guajes, era todo gratis", señala Luis Alonso, mientras que Julián Álvarez recuerda con nitidez los juguetes que la empresa entregaba a los más pequeños y las grandes chocolatadas. Álvarez, como muchos en Lieres, completó toda su vida laboral en esta mina, algo hoy impensable: "Empecé de rampero en 1953, tenía 16 años y cobraba nueve pesetas. Pero había muchos complementos: en 1954 ya cobraba 2.000 pesetas sólo de productividad", relata.

Álvarez, como otros muchos mineros de Lieres, llegó a coincidir con sus hijos en la explotación: "Esta era una empresa familiar, pero para todo. Aquí sólo entrabas con recomendación", explica César Pérez. Alberto y Luis Incio, de hecho, coincidieron varios años, llegando a trabajar codo con codo. "Ellos estaban en exterior, pero en el interior nunca se permitía a los familiares trabajar juntos, porque podía ser un problema en caso de accidente", añade Pérez.

Al hablar de la seguridad, los mineros se vuelven hacia José Aurelio Vázquez, que fue jefe de la brigada de salvamento e ingeniero técnico de interior en la mina de Lieres. "Siempre fuimos estrictos con la seguridad. Decíamos que lo importante no era picar más que nadie, sino hacer el trabajo y comer en casa con la familia", relata. La brigada de la mina de Lieres, de hecho, llegó a colaborar en siniestros de otros pozos, como el gran incendio de 1989 en Mosquitera.

Vázquez, además, entró a trabajar en la mina de Lieres en otro momento crucial: 1973, el año en el que la explotación cambió de dueños. "A Solvay no le daban ayudas por ser una empresa extranjera, así que vendió el 51% a González y Díaz", explica César Pérez. La dinámica de la explotación, no obstante, se mantuvo igual que en tiempos de Solvay.

Al recordar aquellos tiempos, en un momento en el que se barrunta el cierre definitivo de la minería, los mineros sienten impotencia: "Lo que está pasando es lamentable. Pero compran el carbón en Polonia, o incluso en Tailandia, mucho más barato", afirma Julián Alonso.

Los mineros, en todo caso, dejan claro que en Lieres había una explotación de primera. "En términos de cantidad y de calidad nunca hubo problema. El carbón que salía de esta mina era el mejor de Asturias, y había en abundancia", afirma Pérez. En sus momentos de mayor esplendor, la mina de Lieres llegó a tener 500 empleados. Pero el declive de la minería provocó un nuevo cambio de dueños y, finalmente, el cierre.

La mina de Lieres pasó a manos de Hulleras del Norte (Hunosa) en 1994, y la plantilla se redujo drásticamente, mediante reubicaciones en otros pozos y prejubilaciones: en esa última etapa, la plantilla de la mina de Lieres se situaba en torno a las 200 personas.

La explotación aún se mantuvo en funcionamiento hasta 2001, cuando se concretó el cierre. "El último carbón que salió de la mina fue hacia mayo. Después, sólo quedamos aquí los de mantenimiento. Cuando cerró, a finales de año, éramos nueve trabajadores", concluye Alberto Incio.

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