La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Viella homenajea a la canguesa a la que se ganó por su lealtad

La asociación "La Nozana" distingue como "Paxarra mayor" a Elvira Menéndez

"Viella no me gustaba nada al principio, pero la lealtad de los vecinos hizo que me encariñara". Así explica Elvira Menéndez, una mujer nacida en Cangas del Narcea hace casi 90 años, su relación con una localidad sierense a la que llegó a vivir hace tres décadas y que este sábado la homenajeará con la distinción de "Paxarra mayor" durante una fiesta que tendrá lugar en las antiguas escuelas.

Menéndez dice sentirse "orgullosa" por el homenaje promovido por la asociación de vecinos "La Nozana" e incluso admite darle más valor por el hecho de que hace más de un año que ya no pasa sus días en la localidad. "Estoy mayor, estaba sola y tuve que cambiar de aires", cuenta para explicar su marcha a la residencia de mayores de Balbona, en la que ahora asegura estar "encantada".

Todo un reconocimiento para una mujer que lleva tras de sí una gran historia personal. Natural de la localidad canguesa de Las Mestas, en su juventud se trasladó a Madrid para servir en casa de varios señores, como Luis Vereterra, empresario del mundo de los explosivos, del que recuerda que era "un entusiasta de todo lo asturiano, que nos trataba muy bien a todo el personal".

Fue en la capital donde conoció al que sería su marido, el leonés José Martínez, que entonces trabajaba como frutero. "Una amiga me dijo que un conocido había dejado a una novia asturiana y quería conocer otra de aquí, y así empezó todo", relata la mujer, que volvió a Asturias tras contraer matrimonio. "Nos trasladamos a Sama de Langreo porque él vino a trabajar a la mina", cuenta Menéndez sobre un hombre que fue el que eligió Viella para vivir hace 30 años. "Decidimos comprar una casa y a él le encantó este sitio", apunta.

Poco después, su marido enfermó y ella tuvo que comenzar a trabajar como camarera, primero, en una cafetería, y luego en el Hospital Adaro. Cuando el estado de José se agravó dejó el empleo para centrarse en su cuidado. "Tenía una enfermedad muy grave y centré mis esfuerzos en él hasta que falleció", comenta esta paxarra de adopción que no tuvo hijos y que en el último cuarto de siglo siguió viviendo sóla en una casa que ahora ha puesto a la venta.

Un tiempo en el que la solidaridad vecinal ha sido su principal apoyo para salir adelante. "Tanto primero en Sama como, después, en Viella tuve la suerte de dar con gente muy leal y atenta que me ayudó en muchas ocasiones".

Sobre su vinculación con el pueblo, recuerda una anécdota que, a su juicio, demuestra su devoción, inculcada por su desaparecido esposo. "Un día llegó a casa diciendo que se había hecho socio de las fiestas a pesar de que andábamos mal de dinero, yo se lo recordé y él me dijo que lo primero era ser buenos vecinos", destaca, emocionada. A pesar de que Elvira Menéndez lleva años "sin celebrar nada" el sábado hará un esfuerzo por su homenaje.

Un reconocimiento que se enmarca en la denominada Fiesta Paxarra 2016, en la que también se homenajeará al vecino de 83 años Artemio González y a la joven Vera Álvarez, a partir de las siete de la tarde. Además, se repartirán bollos preñaos y se celebrará un festival folclórico.

Compartir el artículo

stats