Como si quisiera promocionar la más emblemática fiesta polesa, el toro de Osborne de La Carrera tiene los huevos (o güevos) pintos. Desde hace algunas fechas, la inconfundible efigie del pato Calimero llena los testículos de la emblemática silueta. En el pasado, esa parte anatómica del toro ya ha sido objeto de otras intervenciones, aunque nunca se había usado una iconografía tan popular como la del pato creado por Ignazio Colnaghi y los hermanos Pagot. El toro de La Carrera es uno de los cuatro que se conservan en territorio astur: los otros tres se localizan en Llanes, Carreño y Santa Marina de Piedramuelle, informa F. T. En la imagen, el toro de La Carrera, ayer.