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MARIEL DÍAZ | Directora de una empresa de impresoras 3D

"La impresora 3D no supone un peligro en el ámbito doméstico"

"Recientemente se han construido unas oficinas de 250 metros cuadrados mediante la fabricación adicional"

Mariel Díaz.

Utilizada en diferentes sectores que abarcan desde la construcción a la cocina, pasando por un cada vez más extendido uso doméstico, la impresión en 3D es una tecnología que, según Mariel Díaz (Bogotá, 1990), ha venido para quedarse. Para dar a conocer los beneficios y posibilidades de estas máquinas, la directora de Triditive (empresa de impresoras de este tipo), ofreció ayer una conferencia en el Parque Tecnológico de Asturias en Llanera, sobre la "fabricación aditiva".

-¿Son las impresoras 3D el futuro o ya son parte del presente?

-Es una tecnología que tiene casi 30 años de antigüedad, pero que no se dio a conocer al público de masas hasta 2005, cuando venció la patente de la empresa que había desarrollado estas máquinas. A partir de ese momento mucha gente empezó a investigar y a desarrollar cosas; por ello se ha avanzado más que en los 20 años anteriores. Esto hace que hablemos claramente del presente y, aunque ahora es un tanto inaccesible para las empresas, éstas tienen que empezar a conocer sus usos, porque con el tiempo se popularizará.

-¿En qué campos se está utilizando?

-Uno de los sectores en los que más está creciendo es el de la construcción. Por ejemplo, recientemente se han construido unas oficinas de 250 metros cuadrados mediante la fabricación adicional (término técnico de la impresión en 3D). El proyecto se ha realizado en unos 15 días y sólo se invirtieron dos en montarlas. Además, sólo fue necesaria una persona para las labores de fabricación y diez para el montaje. Esto supone un ahorro aproximado del 50 por ciento en personal comparándolo con el método tradicional.

-Pero entiendo que esta técnica no es accesible para cualquier empresa.

-Tendría un coste elevado, ya que cada compañía debería desarrollar su propio prototipo, que se ajuste a los requerimientos de altura y materiales que vaya a emplear. Pero en un futuro no muy lejano, como decía, puede que el escenario cambie. Lo que sí es cierto es que de momento estamos lejos de las cifras de uso de las máquinas domésticas.

-Donde también comienza a extenderse es en el sector hostelero y médico.

-En cuanto a la cocina con impresoras 3D sí he visto en alguna feria prototipos que imprimen la comida que tú eliges, al estilo de una termomix; aunque estas aplicaciones están más enfocadas a la alta cocina. En cuanto al sector médico es donde más avances ha habido y donde más ha demostrado su potencial.

-¿Cuáles son esos avances?

-Ya se están desarrollando prótesis, guías quirúrgicas y un largo etcétera. Existen desde huesos creados con materiales biocompatibles, hasta piezas para que los doctores puedan practicar antes de una intervención y conocer cómo será el comportamiento del órgano ante, por ejemplo, la punción de un bisturí.

-La impresora 3D se hizo popular por la creación casera de pistolas con estos aparatos. ¿Debería regularse su uso?

-Desgraciadamente fue uno de los hitos que hizo que se diese a conocer la tecnología. Dicho esto, podemos afirmar que la impresora 3D no supone un peligro en el ámbito doméstico. Actualmente no hay una regulación al respecto y, quizás, en el futuro es una tema que deba abordarse. Aún así, hay softwares de impresión que cuando detectan que se está tratando de imprimir una pistola no permiten la tarea.

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