El sierense Alberto Campa, viajero impenitente, recaló a principios de este año en India, un país que, pese a todo lo que había visto previamente a lo ancho del mundo, no dejó de sorprenderle. Hace unos días compartió con los vecinos de la Pola una proyección de fotografías de aquella experiencia.

"Me gustó haber dejado India casi para el final -con este hacía 162 países recorridos- porque sorprende aunque hayas viajado mucho, tiene una variedad enorme", destacó. "Es significativo el contraste entre zonas punteras en electrónica o en informática, y otras con tradiciones centenarias". Entre estas últimas está la ciudad sagrada de Benarés, la que más le impresionó.

Benarés "te impacta, aunque vayas preparado; es un espectáculo por el día y por la noche; están los crematorios, todo el día quemando gente, haciendo piras, tirando los restos al Ganges, al mismo tiempo que ves gente bañándose o lavando los dientes en un río con muchísima basura; y después están los colores, los sabores de la comida y, sobre todo, los olores, algo que no se puede transmitir".

Esos olores transmiten muerte y vida, "parece muy filosófico pero es así, la vida y la muerte conviven de una forma muy natural". Además de la India, Alberto Campa estuvo en el pequeño país de Buthan, que ha pasado a engrosar su lista de lugares visitados. Próximamente, el viajero tiene previsto regresar a África.