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Uno de El Berrón en Invernalia

El sierense Nacho Blanco no olvidará los cuatro segundos en los que "chupa" cámara con un primer plano de la serie "Juego de Tronos" en el que participó como extra en Belfast

Blanco muestra la captura en su ordenador. L. B.

Un sueño que se convirtió en realidad. Eso es lo que vivió el vecino de El Berrón Nacho Blanco al que la casualidad llevó a vivir cuatro segundos de gloria en la que sin duda es la serie de moda a nivel mundial. Este sierense, que durante los últimos dos años y medio residió en Belfast por motivos laborales y empujado por su deseo de perfeccionar el inglés, participó como extra en una sola jornada de rodaje de "Juego de Tronos" que sin embargo le permitió protagonizar un primer plano que jamás olvidará.

Diplomado en Magisterio por Educación Física, llegó a la capital de Irlanda del Norte en octubre de 2013 y tras un primer periodo de adaptación logró conseguir trabajo, primero como profesor de español y después compatibilizando esa actividad con la de monitor de actividades deportivas. Ya con una estabilidad laboral considerable, un amigo le invitó a inscribirse como candidato a ejercer de extra en alguno de los trabajos de Titanic Studios, los estudios de grabación más importantes de Reino Unido.

La sorpresa llegaría en diciembre de 2014 cuando recibió una llamada para participar en una jornada en la que se rodarían escenas del séptimo y noveno capítulo de la quinta temporada de la serie basada en la saga "Canción de Hielo y Fuego" del escritor norteamericano George R. R. Martín y que actualmente ya va por el sexto año de emisión. "No me lo creía porque era una serie que seguía. Entre todo lo que me pudo tocar me tocó este rodaje al ser el más multitudinario", explica este vecino de 28 años.

Previamente al rodaje tuvo que pasarse un día por los estudios para hacer una prueba de vestuario. Allí se enteró que tendría que encarnar a un soldado bajo las órdenes del rey Stannis Baratheon y participar en la contienda desencadenada en la tierra de Invernalia, un escenario de ambiente frío en el que se desarrolla buena parte de la trama de la ficción.

Una vez pasada la prueba del vestuario, Blanco vivió días después un día inolvidable. A las tres de la mañana fue recogido por un autobús junto a alrededor de otro centenar de extras que fueron llevados a un lugar a una hora de Belfast, donde ya estaban listo el escenario en forma de campamento militar en el cual se desarrollaron las escenas para las que fue contratado.

"El rodaje duró sobre unas doce horas en las que hubo constantes repeticiones y parones muy largos, pero mereció la pena", explica este asturiano que entonces no tenía ni idea que acapararía "tanto" protagonismo, viendo su cara durante cuatro segundos en el televisor.

La experiencia fue muy positiva, pues recuerda que le permitió convivir con algunos de los actores principales de la serie, aunque con limitaciones. "Nos tenían totalmente prohibido hablar con ellos", apunta, aunque luego reconoce que logró escurrir el bulto e intercambiar unas palabras con Liam Cunnigham, interprete que encarna al personaje Davos Seaworth en la producción. "Estaba esperando y pasó a caballo junto a mí; le pregunté qué había que hacer para poder llegar a estar sentado en un caballo como él y me dijo que había que trabajar duro", recuerda.

Por otra parte, lamenta no haberse quedado con ningún recuerdo físico del rodaje, pues, según apunta, resultaba muy difícil tomar fotos u otros testimonios que acreditaran lo que para él fue toda una aventura. "Nos impedían llevar el móvil encima y debíamos firmar un contrato de confidencialidad de que no desvelaríamos el contenido de las escenas", relata al mismo tiempo que sostiene que alguno de los compañeros sí logró pasar su teléfono escondido en las botas para inmortalizar alguno de los momentos.

Entre las frustraciones de su inesperada carrera interpretativa está el no haber aceptado en un primer momento una oferta para haber rodado durante todo un mes más capítulos. "Trabajaba todo el mes y dije que no. Luego lo pensé, pedí permiso en el trabajo, me lo dieron, pero cuando avisé a los estudios ya habían encontrado otro sustituto", cuenta sobre lo que habría sido una oportunidad de seguir ejerciendo un papel con el que quedó encantado. "Era algo que te gustaba por la novedad de participar en un rodaje y encima me pagaron más de 90 libras por aquella jornada, más 30 por el día de prueba de vestuario", destaca.

No fue no obstante, el único asturiano participante, ya que cuenta que entre los que tomaron parte de aquel rodaje se encontraba un ovetense, Víctor Collar, que no tuvo su misma suerte. "Él también estuvo en varias escenas, pero no tuvo la fortuna de tener un primer plano como el mío", señala con una mezcla de humor y cierto orgullo mientras posa con la imagen congelada de su participación en la serie en su ordenador portátil.

Ahora, ya de vuelta en El Berrón, aunque con vistas de volver al extranjero o a Barcelona, donde trabajó casi cuatro años hasta su marcha a Belfast, a Blanco le queda un recuerdo fruto de la casualidad que, si bien pudo haber sido todavía más fructífero, le deja un poso que sin duda le ha hecho engancharse todavía más a una serie que ya le encantaba. "Es muy recomendable porque tiene una trama que gusta", explica el primer sierense que dejó su sello y su cara en una de las producciones más caras del mundo -la última temporada contó con un presupuesto de más de 100 millones de euros- y sin duda la que cuentan con un mayor número de espectadores en todo el planeta.

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