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Los pezqueñinos pescan en Candás

"Nos gusta mucho, sobre todo montar en las lanchas", afirman los niños y adultos con diversidad funcional de los talleres de pesquería del Cuatro Vientos

Los pezqueñinos pescan en Candás

Si, como dice el refrán, "quien pesca un pez, pescador es"; Candás está lleno de ellos. Y es que más de medio centenar de niños, además de un veintena de adultos del Centro de Apoyo a la Integración de Carreño, disfrutaron ayer de una fructífera mañana de pesquería, que estuvo enmarcada dentro de los talleres de pesca que organiza el Club Náutico Cuatro Vientos, que ayer vivieron su tercera y penúltima jornada. Los más pequeños, que volvieron a casa con las manos cargadas de peces, se lo pasaron en grande practicando este arte desde barcas, mientras que los mayores disfrutaron de las capturas en el muelle candasín.

"Nos lo pasamos muy bien. Y aunque alguno se mareó un poco, nos gusta mucho más pescar en el barco que desde el muelle. En total capturamos 11 o 12 piezas", aseguró Juan Arnáiz, mientras mostraba con orgullo una chopa que cazó junto a su amigo Adrián Redruello. "Nos queda un día más de taller y nos gusta mucho, sobre todo por montar en las lanchas", confirmó el segundo.

Con sólo nueve años, Jimena Vega relató con ilusión que había pescado "dos julias, un pinto y una cabra". "Lo cogí sólo en una hora, y luego lo cenaremos en casa", expresó. La misma felicidad irradiaba Marta Verdasco quien, a sus seis años, pescó "dos julias". "Me lo pasé súper bien. Además volvimos en la proa y no me mareé nada de nada", afirmó con contundencia.

"Se lo pasan genial, y nosotros también. Esto funciona gracias a la gente e la entidad que, desinteresadamente, colabora poniendo sus barcas y saliendo con los chavales. Sin ellos esto sería totalmente imposible", relató Resti García, uno de los monitores que salió con los chavales a la mar. "No nos alejamos mucho del muelle, sólo seis o siete metros, más que nada por seguridad. Alguno se marea de vez en cuando y de esta manera podemos volver a tierra rápidamente. Lo que no queremos, bajo ningún concepto, es que cojan miedo a la mar. Pretendemos todo lo contrario: que se enamoren de ella", agregó.

En la zona del muelle situada frente a la Cofradía de Pescadores "Nuestra Señora del Rosario", una decena de personas con diversidad funcional también sacaba peces del agua sin cesar. "¡Mira, mira! ¡Otro!", gritaba con ilusión Olaya Iglesias, una de las participantes, mientras sujetaba una chopa que había mordido su anzuelo. En sólo media hora los pescadores del Centro de Apoyo a la Integración ya habían sacado cuatro piezas del agua. "Como son muy pequeñas y no cumplen la talla las guardamos en un caldero con agua para después devolverlas al mar", explicó Carlos Viña, uno de los instructores.

"Sólo les ayudamos a poner el cebo, porque prácticamente lo hacen todo a la perfección. Echan el anzuelo, recogen el sedal... aprenden muy rápido", aseguró Francisco Riego, otro de los monitores.

Mañana se celebrará la última jornada de los talleres, aunque el Cuatro Vientos ya piensa en la edición del próximo curso. "El año que viene queremos hacerlo todavía mejor y que puedan participar más chavales", sentenció García.

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