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El palacio de Aramil, declarado bien cultural en su peor momento de conservación

El inmueble, con parte de la cubierta derruida, es, junto al palacio de Celles, la principal joya arquitectónica de Siero

El palacio de Aramil, con parte de la cubierta derruida. MANUEL NOVAL MORO

El palacio de los Vigil de Quiñones, de Aramil, ha sido declarado definitivamente como Bien de Interés Cultural (BIC), tras la publicación de la resolución del Principado en el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA). Esta protección patrimonial, la de mayor grado que existe actualmente en la normativa asturiana, llega, paradójicamente, en el momento en el que el edificio aparece más castigado por el paso del tiempo y la falta de cuidados, hasta el punto de que parte de su cubierta se ha desprendido. Los vecinos del entorno han venido alertado en los últimos meses de la necesidad de acometer algún tipo de actuación para preservar la integridad del edificio.

El palacio lleva muchos años deshabitado, y se utiliza únicamente para uso agrario. La actuación mínima que requiere actualmente es la de la cubierta, para evitar que siga habiendo filtraciones de agua que puedan contribuir a empeorar su estado.

El palacio es, según la propia declaración como BIC, "una de las joyas de la arquitectura civil asturiana de época moderna". Fue construido a finales del siglo XVI con un patio central y la torre en una esquina, flanqueada por la capilla señorial de San José. Lo califica como "uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura civil barroca asturiana en sus manifestaciones más tempranas, apareciendo soluciones recién traídas por arquitectos santanderinos, tales como la solución del doble vano con arco rebajado para marcar la entrada principal en la fachada sur".

Y la propia Real Academia de la Historia defiende su declaración como BIC "por su importancia histórica como conjunto residencial de la nobleza menor del Principado, y testigo del diálogo arquitectónico entre las tradiciones constructivas y formales y los deseos de una superficial modernidad morfológica".

Asimismo, el Real Instituto de Estudios Asturianos señala que el palacio es un "interesantísimo conjunto en el que se unen la función agropecuaria tradicional con una arquitectura residencial nobiliaria de ciertas pretensiones".

A pesar de todos estos evidentes valores del palacio, su deterioro ha ido a más con el paso del tiempo. Es lo que le ha ocurrido a otra de las joyas de la arquitectura barroca del concejo, el palacio de Celles, que tiene la declaración BIC desde hace tiempo, algo que no ha implicado una mejor conservación. Celles también ha tenido en las últimas décadas uso agrario y el deterioro y las filtraciones de agua han causado daños que hicieron pensar en que se podría venir abajo. Recientemente, su fachada principal ha sido apuntalada.

El Ayuntamiento de Siero intentó salvar ambos palacios hace años con un convenio con los propietarios que les hubiera permitido construir viviendas en fincas anexas a cambio de la restauración del palacio. En el caso del de Celles, no hubo un acuerdo con la propiedad del inmueble; en el de Aramil, fue la crisis económica la que arruinó el proyecto. Justo cuando ya se había concretado, se dejó de construir y el proyecto quedó en el limbo.

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