Los vecinos de Vega de Anzo (Grado) tienen las puertas del cielo abiertas. Si no de par en par, al menos tienen el portón arrimado gracias a la ofrenda que realizaron ayer a San Pedro, en la capilla de la localidad con motivo de las fiestas patronales. Llaves de paneras, de portales o armarios, todas sirven para pedirle a San Pedro salud, trabajo, amor y que les recuerde en su entrada al cielo. "Al menos hay que intentarlo", comenta Teresa Suárez.

La idea de ofrecer las llaves a San Pedro es muy reciente en la localidad. En el año 2009, coincidiendo con la reinauguración de la capilla tras un período de obras de rehabilitación, el artista José Luis Rodríguez pintó unas cefas con llaves en honor del santo. Fue una vecina, Julia Fernández, a quien se le ocurrió que los habitantes de Vega de Anzo lleven llaves al santo, explica Aquilino Caramés, presidente de la asociación vecinal. Y así ha sido hasta hoy.

San Pedro recibió ayer una veintena de llaves en la capilla tras la misa y procesión con la imagen del santo que oficiaron al aire libre gracias al sol que lució durante toda la jornada. Fueron en su mayoría los niños del pueblo moscón los encargados de ofrecer los manojos de llaves a San Pedro.

También hubo algún encargo especial para el santo. El Club Patín Amigos del Cibeles, de Oviedo, envió su propio juego con el llavero del club para darle las gracias al santo por su último y cuarto campeonato de Europa de veteranos de más de 50 años de hockey sobre patines, que se celebró en Trieste (Italia).

Nadie quiere perder el favor del santo pero en Vega de Anzo hubo, sobre todo, mucha diversión en un día muy familiar para todos sus vecinos. Tras los actos religiosos en honor de San Pedro, los vecinos comenzaron a recoger sus bollos preñaos, que también venían acompañados de bollo de queso y casadiella. Repartieron un total de 150 bollos. Aunque no les hacía falta llenar el estómago con la comida tradicional campestre de las fiestas de prao de Asturias, ya que se afanaron en la cocina para llevar tortillas, filetes empanados, ensaladilla o empanadas a la mesa. "Venimos todos los años que podemos para pasar el día con la familia", señaló María Jesús Álvarez.

Pero a veces la familia se hace esperar. En esas estaban ayer los Fernández Suárez, esperando por el cuñado, Alfonso Martínez, que tuvo que trabajar en domingo. Allí estaban, a mesa puesta, tomando algo para pasar el rato. Una espera que se hizo más agradable gracias a la sombra que ofrecen los árboles del área recreativa de Vega de Anzo. "Se está en la gloria", aclaró Caramés.

Por la tarde, todos los niños del pueblo disfrutaron de juegos y una fiesta infantil que terminó con una chocolatada en el centro social de Vega de Anzo. Los vecinos tienen que esperar un año entero para volver a ofrecerse al santo, pedirle buen trato y que tenga a mano las llaves cuando toque entrar en el cielo.