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Los hijos del homenajeado protagonizan la entrega de premios

Emoción, buen juego y, sobre todo, reconocimiento a una figura que a pesar de desaparecer físicamente hace medio siglo sigue muy presente en la cuatreada asturiana. Esos fueron los ingredientes que se concretaron el jueves en la bolera del parque Alfonso X "El Sabio" con motivo de la final del XI Memorial Lisardo García Villa "El Abuelo", que coronó a un Ángel Ibaseta que volvió a tirar de repertorio de cuatreadas para ampliar su palmarés.

El roscador piloñés venía de eliminar en semifinales a todo un coloso del deporte autóctono como Sergio Hevia, campeón de Asturias en las dos últimas temporadas y ganador de varias ediciones de la cita sierense. Bagaje que no era suficiente para asegurarse el título, pues enfrente tenía a otro gigante y defensor del campeonato, Javier Pruneda, que llegaba de proclamarse campeón en Colunga cuatro días antes.

La final se inició con una mezcla de sol abrasador y brisa fresca en las zonas de sombra y ese contraste pareció trasladarse por momentos al juego de los protagonistas. Pruneda comenzó más fallón de lo normal y con ciertas dosis de mala suerte. Ello permitió a Ibaseta tomar la delantera con un claro 6 a 1 que aventuraba un cambio de tirada por la vía rápida. Luego el de Nava sumó dos juegos para llegar cuatro abajo al ecuador del duelo.

La segunda parte el juego mejoró por ambas partes, si bien Pruneda, que en Colunga ya había levantado un 11 a 6 adverso, parecía decidido a remontar. Unas intenciones que no fueron trasladadas a los hechos por su rival de la peña El Piles, que, bien arropado desde la grada, consiguió colocarse con un 13 a 8 que parecía definitivo. Fue ese el momento en el que el de Villa La Sidra-Titi echó el resto. Mató 45 con cinco bolas para la mano, puso 51 para el pulgar y volvió a matar 37 para ponerse dos juegos abajo.

Pese a todo, y cuando ya se barruntaba una nueva remontada con tintes épicos, Ibaseta se encargó de poner punto y final a la partida. El de Nava mandó a ganar 46, pero al de Piloña le quedaron ocho bolos para la última bola, que borró derribando cinco bolos, entre ellos el biche. "Eso ha sido mucha suerte", clamaban los aficionados que apoyaban a Pruneda desde la grada, que veían como Ibaseta levantaba los brazos para celebrar un triunfo por 14 a 11, que le supo a gloria.

No es para menos la celebración de Ibaseta, que en los últimos meses había demostrado un excelente estado de forma y después de alcanzar las rondas finales en varios torneos como el de las Jornadas Deportivas de La Calzada en las que fue subcampeón, por fin se hacía con el primer título del año, no sin sufrimiento. "Tiene una lesión en el pie que le impide apoyar bien y lo va a pasar mal", señalaba el presidente de la peña El Piles, Lin Vigón, justo antes del comienzo de un choque en el que Pruneda partía como favorito, pero se encontró con la mejor versión de un jugador de 38 años que tras alcanzar la cumbre en 2007 como campeón de Asturias absoluto lleva varias temporadas marcadas por las lesiones y los accidentes que se tradujeron en resultado más irregulares. Una etapa que cerró sobre el castro poleso con una de esas victorias que seguramente no borrará de su memoria tanto por su trascendencia como por su dificultad.

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