El concejo de Bimenes sigue conmocionado por el repentino fallecimiento de uno de sus miembros más activos y alegres, Adolfo Díaz, de 38 años, que murió el martes aplastado por el tractor con el que segaba una finca en el Solanu, en Nava. Los vecinos se despedirán de él este mediodía en la iglesia parroquial de San Julián de Bimenes.

La víctima, hijo de emigrantes retornados a Nava desde México, llegó a Asturias de pequeño, acudió al instituto de Infiesto y se trasladó a Bimenes cuando se casó con Emma García, en 2006. Su mujer y su hija eran su gran pasión. La pequeña Sara, que cumplirá seis años en septiembre, le volvía loco. A su esposa parece perseguirle la desgracia, ya que aún no se había recuperado de la pérdida de un hermano en un accidente en una carretera de la comarca, hace unos años.

Su vida laboral le llevó a desempeñar varios cometidos, entre otros de camarero y montando muebles en un polígono. Sin embargo, desde la jubilación de su suegro, el tratante José Manuel García, se dedicaba a cuidarle el ganado de carne.

Adolfo Díaz era muy popular y querido en la comarca. No solamente por su labor como vicepresidente de la Asociación de Padres y Madres de Alumnos del colegio de Bimenes, al que acude su hija, sino porque participaba en múltiples actividades, como el carnaval yerbato. Muy amigo de sus amigos, su carácter positivo y servicial le abría puertas y corazones. Aficionado al deporte, se pirraba por las bicicletas y los caballos. Siempre practicó mucho ciclismo, aunque últimamente lo tenía algo abandonado. Lo que no dejó nunca fueron los caballos, con los que acudía de forma habitual a la feria de abril que se celebra en Infiesto.

Los allegados siguen dándole vueltas al accidente que acabó con su vida. Sospechan que pudo suceder ya por la mañana, ya que su mujer no pudo contactar con él en todo el día, aunque las emergencias no recibieron el aviso hasta las cinco de la tarde. Y piensan que un golpe de calor, especialmente intenso en la sierra naveta el martes, pudo provocar un desmayo que acabara en el fatal atropello.