Manuel Mediavilla nació en Torrelavega hace 54 años, pero está casado con una asturiana y desde hace 18 años vive en Soto del Barco, donde se dedica al mundo de las conservas como representante de la fábrica Hoya, de Santoña (Cantabria). Es uno de los 16 representantes de empresas que desde hoy protagonizarán la Feria de la Conserva de Candás, y confía en que estos productos gastronómicos sirvan como excusa para atraer visitantes al concejo y generar consumo.
-¿Cómo se afronta una cita de este tipo?
-Siempre con la incertidumbre de si tendrá éxito, pero, a la vez, con la esperanza de que se avecina un buen fin de semana. La situación económica sigue sin ser la mejor, pero tenemos razones para atraer compradores. Para nosotros es muy importante participar en estas ferias, pues no sólo se trata solamente de vender unas cuantas conservas, sino de dar a conocer el producto y de que haya una continuidad en su consumo.
-¿No se siente la recuperación el sector de la conserva?
-Este año ha habido una bajada en la demanda con respecto a los anteriores, aunque el último mes hemos vivido un repunte. Es posible que la incertidumbre política haya influido en el consumo, así que crucemos los dedos para que de aquí en adelante el año vaya mejor.
-¿Qué bondades tienen sus productos?
-Pues lo principal es que tenemos primera calidad, bonito y anchoas del Cantábrico, que además se pueden adquirir a buen precio, a pesar de que este año está ligeramente más caro. No obstante, nuestra oferta no se limita únicamente a estas dos cosas, pues también ponemos a la venta otros productos muy preciados, como las sardinillas, los mejillones y patés de diferentes tipos.
-¿Cuál es la conserva estrella de la Feria?
-El bonito del Cantábrico es lo más demandado, tanto si está envasado en cristal como en la tradicional lata. Su conservación es tal que no pierde ni su sabor ni ninguna de sus propiedades. La anchoa de Santoña es la otra joya de la corona porque, gracias a su preparación, es exquisita y siempre hay mucha gente que viene buscándola.
-¿En qué situación se encuentra el sector?
-En Cantabria está muy desarrollado y aquí nos conocen bastante bien gracias a ferias como esta de Candás, que son importantísimas. No entiendo cómo pueden dejar de hacerse algunas como la de Bitácora de Avilés. La promoción es la clave y se necesita para crear empleo, pues, además de los puestos fijos, en la época de la costera del bonito se da trabajo a más gente.
-¿Tiene prestigio la cita de Candás?
-Reúne a 16 conserveras de Asturias, Cantabria y el País Vasco, por lo que atrae a gente de muchos sitios, y eso dice mucho en su favor. Es muy necesario apoyar a todos los sectores, y este es uno más. En el Ayuntamiento de Carreño lo deben saber bien porque están muy implicados con esta cita. Tienen claro que es un recurso turístico y económico para el concejo, y que ello repercute en la hostelería, que también se implica organizando unas jornadas gastronómicas.
-¿Ve diferencias entre el sector conservero de Asturias y el de Cantabria?
-Está claro que en Santoña la industria conservera del pescado representa la base de la industria local. En Cantabria la tradición de este sector se mantuvo, mientras que en Asturias y en otros sitios decayó. Habría que preguntarse por qué allí se ha sabido mantener mejor la industria pese a las adversidades, que fueron las mismas para todos. Quizás la explicación está en un mayor arraigo, tanto histórico como social e, incluso, cultural.
-La cita conservera de Candás también tiene una parte cultural.
-Así es, nuestra empresa colabora desinteresadamente con la donación de 100 latas para la realización de un taller que se celebrará el domingo, titulado "Crear y conservar: Instalación artística, fotos de familia y creación. Todo lo que cabe en una lata. Para conservar nuestras tradiciones y creación". Una iniciativa que busca completar la oferta lúdica y de ocio, y al mismo tiempo promocionar entre las diferentes generaciones la utilidad de las latas de conservas.
