El artista de origen brasileño Maximiliano Francisco Gutiez y sus colaboradores Esther Ordóñez y Julio Ovín concluyeron hace unos días la conversión del roble muerto de la plazuela de Nava en una obra de arte, que esperan que a partir de ahora dé un plus de interés cultural al concurrido espacio de la villa.

Gutiez asegura que esta actuación supone "un homenaje de despedida" a un árbol que fue plantado hace quince años como reivindicación de la memoria perdida en ese espacio de la villa a raíz de los daños de la Guerra Civil. Para ello, el creativo asegura haber utilizado un lenguaje contemporáneo para dar la sensación de que el árbol "está despegando" y utiliza un gran barco de papel que se sitúa en la parte baja del roble y otros más pequeños colgados en sus ramas con los que pretende "representar a los sueños".