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Pelayo, el manitas del Xiringüelu

"Lo que más me piden es que haga los hoyos para clavar los postes", afirma el vecino que ayuda a montar las casetas

Pelayo Álvarez, en su pala excavadora, en el prao de Salceo (Pravia). S. ARIAS

Sólo le falta dormir en el prao de Salceo (Pravia). Pelayo Álvarez es el hombre para todo durante la semana previa al Xiringüelu, y con sus máquinas y herramientas ayuda a las peñas a construir las casetas en las que disfrutarán de la fiesta durante la jornada del domingo. "Hago lo que haga falta, lo que necesiten, de todo un poco", afirma.

Desde el lunes se pasa jornada tras jornada en el prao de Salceo con su pala mixta y, a veces, se deja ver con un minitractor, en función de los trabajos que tenga que realizar. Lo que más le piden los romeros es hacer los hoyos para clavar los postes que serán el sustento de la caseta festiva. Y le pagan por ello. Un trabajo duro que requiere de fuerza para los constructores. "Es lo que más me piden porque es lo que más tiempo lleva, hago en una hora lo que ellos tardan en hacer un día", comenta. Además, el prao de Salceo está lleno de regodones que rompen las estacas y la paciencia de los romeros. Pero también les ayuda en otras tareas como la construcción de mobiliario o colocar las techumbres. Para él, lo mejor es ver a los jóvenes disfrutar "cómodos" de la caseta, "y además tocan a poco dinero".

Se pasa la semana en la zona y todo va rodado con el boca a boca. "Cuando ven que una caseta está muy bien preguntan y ya les dicen que la clavé yo, y luego me llaman por teléfono", asegura.

Álvarez, el manitas del Xiringüelu, dice que lo que más le gusta es disfrutar cerca de los jóvenes en esta semana atípica de trabajo. "Me río mucho y me lo paso muy bien, luego me ven y me saludan por ahí", comenta. Álvarez es la maquinaria tecnológica que mejora el rendimiento constructivo de las casetas.

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