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Carrio: "La ampliación de El Musel pudo ser distinta para resistir mejor el oleaje"

El ingeniero naveto plantea en un trabajo un cambio en la orientación del dique para afrontar las olas del Noroeste y el Nordeste

Ricardo Fernández Carrio, en el parque de Nava. J. A. O.

Otra ampliación de El Musel fue posible. El joven ingeniero naveto Ricardo Fernández Carrio plantea en su trabajo de fin de grado una alternativa a la seleccionada para el polémico recrecido del muelle gijonés, consistente en una orientación diferente del dique exterior y una tipología estructural también distinta a la elegida. En concreto, su propuesta parte del análisis de la profundidad del mar y del oleaje para lograr que el espigón "se adaptase mejor a los olas más perjudiciales, que son las del Noroeste y el Nordeste", apunta Fernández, que, además, incorporaba en la construcción "una estructura base vertical formada por cajones flotantes". El resultado, en la práctica, era "un dique más corto, con una capacidad similar al actual y con una orientación más favorable ante los oleajes complicados", dice.

"Mi estudio no demuestra que la ampliación se haya hecho mal, porque no es así, sino que se podría haber hecho de otra forma", apunta Fernández Carrio, que tiene previsto cursar el máster en Caminos en el campus de Mieres, en lo que sería su primera promoción, tras haber completado con éxito el grado de Ingeniería Civil. A pesar de que haber desarrollado otra alternativa, el ingeniero naveto reconoce que el proyecto ejecutado en el muelle gijonés resuelve "bastante bien" cuestiones como la propia orientación del dique, el acceso o la capacidad necesaria para hacer frente a la demanda. El bajo rocoso de Las Amosucas, a la entrada de la bahía y al Este del muelle, planteaba problemas para la entrada de los barcos y, según apunta el ingeniero naveto, esta problemática se solventó construyendo un dique más corto, sobre la base de que el caso más desfavorable de oleaje marca un periodo de 176 años para una altura de once metros. "También se ha afrontado bien el tema de la capacidad, teniendo en cuenta que en primera instancia era para doce millones de toneladas, que se amplió luego para 17 y que estaba haciendo frente a 21 millones", apunta Fernández.

También reconoce que su propuesta para El Musel podría haber variado al tener en cuenta el impacto ambiental y otros condicionantes derivados de la ejecución de los trabajos.

Tras haber analizado una propuesta relacionada con la principal obra portuaria de la historia de Asturias, Ricardo Fernández Carrio no descarta enfocar su futuro profesional hacia los puertos o las grandes obras de infraestructuras, aunque, de momento, su único objetivo es lograr el máster de Caminos.

Son dos años de estudio que habilitan para el ejercicio de una profesión que apasiona a este joven naveto.

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