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La Pola | Maravillas del mercado

El verano también da calabazas

Una curiosa variedad francesa, rebautizada en España como "Peter Pan", es uno de los atractivos de la plaza polesa

Rosa María Cañadas, con las calabazas patisson. MANUEL NOVAL MORO

Rosa María Cañadas, productora saregana que vende bajo los aleros de la plaza cubierta de la Pola, no paraba ayer de informar a los muchos curiosos que pasaban por delante de su puesto y se veían sorprendidos por aquellas calabazas de color blanco, tan llamativas como sabrosas.

Se trata de la variedad patisson, llegada de Francia, que también se conoce como calabaza Peter Pan. Si el gran valor del mercado de la Pola es que ofrece productos de temporada, una de las oportunidades ahora es contar con una calabaza de verano, fresca y única, que no se dará durante mucho tiempo más.

Es un producto adecuado "para purés y para cortar en rodajas y preparar a la plancha, que tiene más proporción de agua que las otras variedades de calabaza", explica la vendedora, y que se asemeja, en cierto modo, a la textura del calabacín.

Para conseguir que la calabaza patisson conserve su blancura ha de polinizarse aislada, cubriéndola para que no se vea fecundada por polen "intruso" de otras variedades que echen por tierra su pureza. Si no se hace así, es habitual que aparezcan rayas verdes o manchas propias de otro tipo de calabazas.

La época de la calabaza convencional es algo más tardía. Ahora es el tiempo de probar algo nuevo y fresco. El verano, según Cañadas, es la época en la que mejor se vende. "Los meses de julio, agosto y septiembre suelen ser los mejores", sostiene.

Ella lleva vendiendo en la plaza polesa desde hace tres años, los mismos que lleva trabajando en su huerta de La Rimada, de producción ecológica con el sello del Consejo Regulador de la Producción Agraria Ecológica (Copae) de Asturias.

Este año el clima para el campo "ha sido raro", porque no ha hecho buen tiempo pero tampoco ha llovido lo suficiente, con lo que el comportamiento de las plantas fue bastante irregular. En general, los productos han salido algo a destiempo.

El tiempo también influye, pero de forma distinta, a la hora de vender. "Por el verano, aunque parezca lo contrario, se vende más si no hace muy buen tiempo, incluso si llueve, porque si hace bueno la gente se va a la playa", dijo ayer, un día precisamente bendecido por la lluvia.

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