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Siero llora al industrial Carlos Alperi, muerto en Venezuela

"Mi hermano era muy querido por los que le rodeaban", destaca la familia del empresario, de 70 años

Carlos Alperi. LNE

El empresario sierense afincado en la ciudad venezolana de Maracaibo Carlos Alperi fue enterrado el martes en el país sudamericano tras fallecer el pasado domingo víctima de una grave enfermedad que le fue diagnosticada en el Centro Médico durante su última visita a Asturias, hace ahora tres meses.

Alperi nació justo al lado de lo que era el Llagar de La Carrera hace ahora 70 años. Hijo de ferroviario, tenía una vocación aventurera que le llevó a vivir en países como Francia, Alemania o Bélgica y cursar estudios de Filosofía y Periodismo en Roma y en la Universidad Pontificia de Salamanca, entre otras entidades académicas en las que siempre trató de ir más allá en su formación.

Conocedor de varios idiomas como el alemán, el flamenco o el latín, llegó a ser ordenado sacerdote, pero pidió la dispensa cuando hace más de tres décadas se marchó a vivir a Venezuela, donde impartió clases en la Universidad de Mérida y contrajo matrimonio con una mujer con la que tuvo un hijo varón y otra hija para establecerse definitivamente en el país sudamericano.

Su trayectoria en Venezuela fue más que destacada. Logró convertirse en un importante empresario del sector de los seguros y de la construcción y sus méritos le llevaron a ser reconocido con la Medalla al Mérito en el Trabajo del gobierno venezolano en los primeros años de mandato de Hugo Chávez.

Asimismo, estuvo durante muchos años vinculado a la Cámara de Comercio de empresarios españoles en el país bolivariano, la cual llegó incluso a presidir durante un tiempo. Un cargo que le llevó a estar muy vinculado a las altas esferas de la política y la sociedad del país latinoamericano.

Su intensa labor empresarial no le impidió visitar de manera frecuente la región. Era tal su pasión por Asturias que en su última visita renunció a volar hasta la región para disfrutar de su paisaje por carretera. "Decía que quería ver el Pajares", recuerda su hermana Mabel Alperi, conocida artesana del vidrio, que vive a caballo entre Oviedo y Londres y que solía ejercer de anfitriona durante las escapadas de su hermano.

La distancia tampoco fue excusa suficiente para que Carlos Alperi mantuviera un estrecho contacto con muchos vecinos y amigos de la infancia y la juventud tanto de La Carrera como de Noreña, principalmente. Prueba de su vinculación a la tierra que le vio nacer fue su designación como pregonero de las fiestas de San Martín de La Carrera en el año 2004, cuando dedicó buena parte de su texto en declarar su amor por Asturias y su cariño por Venezuela.

Testigo de excepción de las muchas amistades que conservaba en Asturias es su propia hermana, que destaca el cariño con el que era recibido en cada una de sus visitas. "No es porque sea familiar mío ni porque haya fallecido, pero era una persona muy buena y muy querida por los que le rodeaban", declara la propia Mabel Alperi, que destaca que su hermano ya descansa en Venezuela junto a los restos de su padre, un ferroviario de Tiñana al que el trabajo llevó a vivir en La Carrera y al que la muerte sorprendió en una de sus habituales estancias en la nación sudamericana.

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