"La bici se quedó clavada y yo salí volando entre 20 y 30 metros". Ese es el recuerdo que tiene Hugo Rodríguez, vecino de El Berrón y natural de Carbayín, de la jornada del pasado lunes, cuando salió a dar una vuelta en bici con otros cinco amigos por los alrededores del concejo y sufrió un inesperado accidente tras impactar con un jabalí de dimensiones considerables.

Rodríguez explica que iba por la carretera y cuando se quiso dar cuenta impactó con el animal. "No sé si lo arrollé yo o él me arrolló a mí", comenta el cicloturista, que al instante se encontró con la clavícula izquierda rota y numerosas heridas y magulladuras por distintas partes del cuerpo, de carácter leve. "Estuve un momento en estado de 'shock', pero no llegué a perder el conocimiento", cuenta este hombre que el viernes fue operado de la clavícula en el Centro Médico.

Rodríguez asegura que no es la primera vez que se encuentra con este tipo de animales en sus salidas. "Alguna vez nos topamos con alguno, pero pudimos verlo de lejos y esquivarlo", explica sobre una situación que dista mucho de la sufrida el lunes, cuando el destino hizo que animal y bicicleta impactaran en un tramo de la carretera que une Carbayín con la localidad langreana de Tuilla.

Concretamente, señala que hace un tiempo se encontraron con unos suidos en Tiñana, pero en aquel caso ya los vieron en la lejanía. "Lo cierto es que está plagado de ellos, pero lo raro es que estos salgan en el momento justo en el que estamos en ruta", declara el sierense, que además de la clavícula tuvo quemaduras y raspaduras por diferentes partes de su cuerpo. En lo que respecta al animal, este huyó justo a continuación del impacto, por lo que los cicloturistas no pudieron comprobar el estado en el que se encontraba tras el choque y tampoco pudieron demostrar que la causa del incidente fue el jabalí al no tener la prueba física del cuerpo. "Sólo vi el jabalí justo antes de chocar contra él", declara la víctima.

Sobre las dimensiones del mismo, el propio afectado asegura que se trataba de un animal de un tamaño considerable. "No es que fuera enorme, pero calculo que pesaría unos 60 kilos", declara para dar una idea de la gravedad del choque.

Este suceso es sólo un episodio más protagonizado por los jabalíes en el concejo de Siero, donde en los últimos meses ha aumentado de manera considerable la presencia de suidos en localidades como la urbanización de La Fresneda y otros puntos como Santa Marina o La Belga.

Sin ir más lejos, los jabalíes volvieron a hacer acto de presencia en La Fresneda la pasada semana, cuando llegaron incluso a romper el cierre de una finca particular y realizar varios destrozos en la parcela de un vecino, que al igual que otros muchos llevan tiempo reclamando una solución para unos hechos que primero eran esporádicos y ahora se están convirtiendo en algo frecuente.

Situaciones que cazadores y otros expertos achacan al hecho de que los animales tienden cada vez más a refugiarse en zonas próximas a las viviendas huyendo de los cotos, donde son objetivo de los cazadores. Claro ejemplo es lo que ocurre en la zona de La Belga, en la que los jabalíes buscan refugio en los terrenos pertenecientes al cuartel de Cabo Noval, donde el hecho de ser espacio militar les permite campar a sus anchas sin correr peligro de ser abatidos por los cazadores. "Cada vez hay más", señalan algunos soldados pertenecientes al acuartelamiento.