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Tamón sigue a la hierba

" 'Tas como los antiguos', me dicen los vecinos", afirma Manuel Suárez, que mantiene en Villar de Baxo la tradición de las varas

Manuel Suárez, con sus varas de hierba. I. GARCÍA

La tradicional estampa del campo asturiano, con varas de hierba colocadas a ambos lados de carreteras y caleyas de toda clase y condición es, actualmente, algo casi anecdótico. El paulatino desplome de la ganadería y del campo, en general, impide ver esos almacenes de hierba que se empleaban en aquellas caserías en las que la tenada no era lo suficientemente grande para guardar todo lo segado en verano.

Para rebelarse contra este estado de las cosas, Manuel Suárez, más conocido como "Carrete", apodo que mantiene desde sus tiempos de futbolista, ha decidido recuperar la tradición de confeccionar varas de hierba en su pueblo, Villar de Baxo, en la parroquia de Tamón. "Hace cuatro años, con mi suegro, José Manuel Álvarez, "Camilo", comenzamos a preparar la fiesta y a hacer la vara", explica el ganadero carreñense, que sigue segando el prao a mano "como antes". "Los vecinos me dicen: 'tas como los antiguos'", comenta Suárez.

La fiesta de la vara de hierba en Villar de Baxo se desarrolló el pasado lunes día 8. "El primer año vinimos diecisiete personas y este último debíamos ser cincuenta", expresa Carrete, que relata que la tradición de habilitar varas de hierba para almacenar el alimento del ganado "se perdió" cuando comenzaron a confeccionarse los fardos.

"Lo primero que hay que hacer es hacer un agujero para colocar el palo, que generalmente es de castaño porque aguanta, no como el ocalito", indica Carrete. Una vez colocado el palo, ayudado por una pala de dientes va colocando la hierba. "Vamos pisando y abriendo, pisando y abriendo", cuenta el ganadero. Para confeccionar una vara de hierba se necesitan dos personas como mínimo, señala. También es importante anudar con la propia hierba la parte de arriba del balagar, para impedir así que entre el agua.

Las varas de hierba, continúa Carrete, solían elaborarse a finales de julio. "Si se llenaba la tenada, no se hacían, pero como fuera pequeña y hubiera mucha hierba, no quedaba más remedio", detalla el vecino de Carreño, que recuerda cuando el medio rural asturiano estaba plagado de varas de hierba. "Ahora son contadas", recalca Manuel Suárez, que no duda en destacar que la fiesta que se organiza cada año en su pueblo, Villar de Baxo, ayuda a recuperar esta tradición y de paso, "recuerda la vida de antes en los pueblos, porque ahora no hay tiempo y casi ni hablamos unos con otros".

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