La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los pioneros de Barcia no defraudan

El grupo "El Hórreo", de los primeros en el Salón de Teatro de Candás, engancha con su sorna independentista

Los pioneros de Barcia no defraudan

La política y la organización del Estado se dieron cita en el teatro Prendes de Candás con la puesta en escena de la nueva obra del grupo "El Hórreo", de Barcia (Valdés). La compañía adaptó un texto escrito por José Ramón Oliva y que el grupo "Carbayín" presentó en 2010 en el Salón de Teatro Costumbrista Asturiano, pero en esta ocasión los del Occidente centraron la acción en su territorio.

En Barcia ven la necesidad de pedir la independencia de España debido a un error burocrático ocurrido durante la Guerra Civil y que descubren Juacu y su hijo en un viaje que hacen a Oviedo para registrar unas tierras. Ni sus propiedades ni las de sus vecinos están inscritas en el Registro de la Propiedad, por lo que no existen oficialmente. De ahí que envíen a la ONU una solicitud para ser república independiente.

Juacu se crece ante el reto de asumir la jefatura del nuevo Estado, aunque apenas cuente con seis vecinos. Está encantado con su papel de "máximo mandatario provisional de urgencia", un cargo que plantea desde un régimen dictatorial. Sube impuestos, crea tasas en beneficio propio y la tensión con sus vecinos crece debido a su autoritarismo. El hijo de Juacu ve el peligro de la sublevación y plantea una rápida transición hacia la democracia con la organización de unas elecciones para elegir presidente.

Las referencias a la repetición de elecciones en nuestro país se añadieron a la crítica que hicieron los de Barcia a los procesos electorales y a los políticos. Promesas incumplidas, chantajes y corrupción se dan cita a lo largo de la trama que se resuelve con el denominador común del humor y la complicidad con el público. También planea el miedo al mostrar una bandera republicana y el ansia por parecerse a Francia por la separación de Iglesia y Estado y la aprobación del divorcio. Incluso hay en la obra espacio para mostrar la escondida sensibilidad de Juacu cuando su mujer cuenta cómo consiguió unirse en matrimonio.

Por cierto que la intervención de la Guardia Civil aborta cualquier intento de secesión en Barcia y todo vuelve a la normalidad en esta aldea que soñó con ser independiente.

La interpretación de Joaquín Fernández, en el papel de Juacu, y de Chusa Juarros, su mujer en la ficción, es muy solvente, algo a lo que nos tienen acostumbrados. Son dos piezas fundamentales en el costumbrismo asturiano y nunca defraudan. Sobresaliente es también la actuación de Juanjo Alonso, en un papel secundario, que interpreta al vecino sufridor del autoritarismo del presidente en funciones y que además padece los síntomas de un enamoramiento que llega de la ONU.

La trama, sin descansos, engancha al público desde el inicio de la obra y llega hasta el final entre aplausos y risas de apoyo a un grupo que fue uno de los pioneros del Salón de Teatro Costumbrista Asturiano de Candás.

Compartir el artículo

stats