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Los vecinos del casco antiguo de la Pola aplauden la reforma, "que llega algo tarde"

"Todo lo que se está haciendo está muy bien, pero hay edificios que no se salvaron", lamentan los residentes

La plaza, a mediados del siglo pasado

El descuido histórico del casco antiguo de Pola de Siero parece haberse superado. Las últimas actuaciones para acondicionar la zona han sido tanto públicas como privadas con subvención. A la rehabilitación del firme de Les Campes, la plaza Cabo Noval y las calles San Antonio, Santana, Pelayo y Peligros, se suma ahora la reforma del piso del tramo de La Soledad comprendido entre Les Campes y la calle Villanueva.

A esta reforma pública se ha sumado este año el plan de subvenciones a la rehabilitación de viviendas del Ministerio de Fomento que en Siero ha tenido numerosos beneficiarios, todos del casco antiguo de la Pola. Este segundo paso implica la recuperación de algunos inmuebles que estaban muy deteriorados y también de otros edificios -especialmente los de varios pisos de altura- que aunque estaban en buen estado necesitaban un acondicionamiento estético.

El sentir de los vecinos históricos de la zona lo transmite Marisalva Prieto, presidente de Les Campes y estudiosa de la vida de este entorno que ha visto cambiar enormemente todo el casco antiguo durante décadas. Para ella, "todo lo que se está haciendo está muy bien, porque hacía muchísima falta, tanto la reforma del suelo como las ayudas a las viviendas, pero llega un poco tarde, porque hay algunos edificios que no se salvaron".

Lo cierto es que el casco antiguo sufrió numerosos cambios con la aparición de edificios poco ortodoxos para la zona, sobre todo por su altura excesiva, que todavía están en pie en Les Campes, Florencio Rodríguez, o Celleruelo, por decir las más significativas.

Pero el problema más grave vino después, cuando comenzaron a deteriorarse los edificios con más valor histórico y se tardó décadas en reaccionar a este deterioro. Es el caso de la casa de Fausto Vigil, un edificio con unas llamativas vidrieras que acabó por derribarse la pasada década.

"El problema fue que dejaron que cayeran muchas casas, y esta es el mejor ejemplo, porque había una obligación de volver a levantarla que nunca se cumplió", aseguró Marisalva Prieto.

Ahora, el casco antiguo tiene una buena imagen, y tanto el piso como la mayoría de las viviendas se encuentran en buen estado o en proceso de reforma. A ello hay que sumar una floreciente hostelería que le da mucha vida a todos los rincones, pero todavía tiene el lunar de los solares.

Los hay en las calles Marquesa de Canillejas, Celleruelo, y San Antonio, y en las plazas de Cabo Noval y Les Campes. Marisalva Prieto cree que se debería hacer lo posible por rehabilitar los edificios perdidos, para recuperar lo más que se pueda el esplendor de la zona. Hay muchos edificios irrecuperables, y otros están de más, pero aun así la zona antigua sigue conservando su interés. "Lástima que no se hubiera hecho el plan del casco hace años, cuando se proyectó", concluyó Prieto.

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