Las hermanitas de los hermanos desamparados de la residencia Nuestra Señora de Covadonga celebraron ayer, durante todo el día, la fiesta de su fundadora, Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, con numerosas actividades, que tuvieron su culminación en una misa solemne oficiada por el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino. El mitrado, en la homilía de la celebración, ensalzó el trabajo de la orden, no sólo en la Pola, sino también en toda España, en Europa y en América.

"Ellas acogen a los humanos porque saben que en ellos está Dios; ellas, como tantos misioneros cristianos en todo el mundo, dan su vida por los demás porque antes Dios la ha dado por ellos; tenemos que dar gracias por esta santa, por su obra, y por las hermanitas, porque a través de ella Dios nos muestra su misericordia".

Para la lectura del Evangelio se eligió un texto de Mateo en el que Jesús se dirige a los justos y les dice que serán premiados "Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis", y más adelante, explica que "cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis". Entonces, el trabajo de las hermanitas, y de todos aquellos que ayudan a los demás, es, para Martínez Camino, una forma de servir a Dios.

"Ser trabajador social está muy bien, o pertenecer a los servicios de atención civil, o a los servicios sanitarios; todo esto está muy bien, pero algunos han pensado que eso vale más que la caridad cristiana, cuando no es así", proclamó.

El obispo auxiliar apeló a la misericordia de los cristianos porque a través de Dios pueden "identificarse con las víctimas, con los que sufren, con los que son despreciados; Dios está en ellos; no necesitamos una mayor motivación que esa para amar a nuestros hermanos". Un ejemplo de ello, dijo, es Santa Teresa Jornet e Ibars y todas las hermanitas de su congregación. Martínez Camino estuvo acompañado en la celebración por varios sacerdotes: el párroco de la Pola, Sergio Martínez Mendaro, y el que será su sustituto el próximo otoño, Juan Hevia; Andrés Fernández, párroco de La Manjoya, San Esteban y San Lázaro; Aurelio Viña, sacerdote que colabora habitualmente con las parroquias de Siero; el Padre Serrano, capellán castrense, y Alberto Miranda, el capellán del propio asilo.

Una vez concluida la misa, el obispo auxiliar ofreció la reliquia de Santa Teresa a los sacerdotes y las religiosas que asistieron, y el capellán del asilo la presentó al resto de los fieles que quisieron besar la figura.

Las hermanitas de los ancianos desamparados atienden en su residencia de la Pola a 120 personas, una labor que siempre ha tenido muy buena consideración entre la sociedad polesa. La congregación cuenta con 12 hermanas que trabajan largas temporadas con muy pocos descansos, a cuyas labores de cuidado ayudan 34 trabajadores externos.

La madre superiora de la residencia polesa, Genoveva Ruiz Santos, se mostraba ayer muy contenta con la fiesta. "Comenzamos cantando y ha habido una comida especial, con buena música y entretenimiento", explicó.

Finalmente, la orden de las hermanitas de los ancianos desamparados quiso transmitir un mensaje a raíz de esta fiesta: "Le pedimos que proteja a los ancianos para que vean reconocidos sus derechos, premiados sus trabajos en su dilatada vida, satisfechas sus necesidades espirituales y materiales. Hazles llegar el consuelo de la fe y enséñales a unir sus sufrimientos a los de Cristo en la Cruz, para cooperar a la redención de los hombres".