Los numerosos aficionados al ciclismo de Lugones esperan con ansia la llegada del lunes, cuando sus ciclistas preferidos, los Contador, Valverde o Froome, saldrán de la localidad sierense rumbo a la conquista de los Lagos de Covadonga. Pero para los lugonenses de a pie, y sobre todo para los que tienen pequeños en casa, la auténtica etapa de la Vuelta se disputó ayer. Porque, este año, la popular ruta de escaparates vivientes que organiza el Centro Comercial Abierto propuso una singular variación a los lugonenses: una prueba ciclista dirigida a los más pequeños, que cruzaron la localidad pasando por los hitos que marcaba cada comercio.

La prueba tuvo todo el color de una etapa profesional. La Policía Local montó un auténtico operativo de seguridad y control del tráfico para garantizar la circulación segura de los ciclistas, y a lo largo del trazado eran muchos los vecinos que se paraban a jalear a los esforzados corredores, a las decenas de rapaces que formaban esta sonriente y vivaz serpiente multicolor.

Al frente del pelotón marcaban el paso los actores de "Saltantes Teatro", proponiendo continuos juegos a los chavales para ayudarles a sumergirse en la ilusión de estar corriendo la auténtica Vuelta a España. El esfuerzo supremo de las etapas de montaña y la velocidad de las contrarreloj se reflejaban en las caras y en los gestos de los entregados actores, que los críos emulaban con talento e ilusión.

Metas volantes, una parada para avituallamiento... la etapa tenía de todo, incluso a los denostados "vampiros". Porque, casi al final, los corredores tuvieron que pasar un examen antidoping para validar sus resultados. Aunque el médico, todo hay que decirlo, no era muy ortodoxo: para comprobar las muestras tiraba de olfato y gusto, para asqueada diversión de los ciclistas. Al final, no obstante, no hubo sanciones y todos ganaron en esta prueba.