El gijonés Dominik Damián Valledor ensaya su estrategia media hora antes del comienzo de su partida de ajedrez, fijada para las cinco de la tarde. A pocos metros de Valledor, Iyán González, de 11 años, coloca sobre la mesa un búho de cerámica para que le dé suerte. La avilesina Marien Bagüés, de 8 años, una de las participantes más jóvenes, también espera que el reloj marque el inicio de la prueba del día para demostrar su valía con las piezas. Es campeona de Asturias en su categoría y, además, es la número 40 en el ámbito estatal. Marcos Llaneza, jugador internacional, compite asimismo en el centro polivalente de La Baragaña y, pese a haber perdido en la jornada del lunes contra Jesús Antonio Lobo, mantiene la esperanza de quedar en una buena posición. Todos ellos participan en el Torneo "Santísimo Cristo de Candás" de Ajedrez, un trofeo regional en el que compiten 94 personas, principalmente de Asturias. "Es una cifra récord de participantes", resalta José Fermín Muñiz, presidente del club de ajedrez local y director del torneo, que comenzó el pasado día 2 y finalizará el próximo sábado día 10.
El club candasín aporta 13 jugadores al torneo, de los cuales diez son menores y tres, adultos. "Yo no juego, me dedico a organizar", señala el presidente del club candasín. Arturo Pruneda es el árbitro del torneo. "Y un gran jugador", apostilla Muñiz. Pruneda explica el sistema de juego: "todos contra todos".
"Cada ganador de la partida va sumando puntos, no se elimina a nadie y más tarde se establecen premios por edades en función de quién consiga más puntuación", detalla el árbitro del campeonato.
La edición de este año del torneo candasín cuenta en su lista de jugadores con dos figuras del ajedrez internacional: el argentino Marcelo Panelo, ganador en 2015 del trofeo candasín, y el ovetense Marcos Llaneza, actualmente profesor de ajedrez en Hong Kong (China).
Marcos Llaneza sostiene que el torneo carreñense "no tiene nada que envidiar a otros internacionales. Estamos casi cien personas y muchos niños, la sala está muy bien, ya que tiene aire acondicionado, es grande...", comenta momentos antes de sentarse a la mesa para competir con uno de sus exalumnos de su etapa de profesor en Oviedo. "Es Pablo Rivas, lo conozco bien y sé como juega", indica Llaneza, que se estrena en Candás. Vive en China y allí hace lo que más le gusta: enseñar a jugar al ajedrez.
Afirma que en el gigante asiático "crece cada día más la afición por este deporte". Tiene la suerte de vivir de su hobby: "Es que una hora de clase puede llegar a costar noventa euros, tienen mucho dinero", manifiesta el ovetense, quien detalla, además, que no es el único español que imparte clases de ajedrez en Hong Kong.
A las cinco en punto de la tarde comenzaron las partidas y llegó el silencio. Tan sólo sonaban los clics de los relojes ubicados en un lateral de cada de una de las cuarenta y tres mesas, y los movimientos de las piezas sobre el tablero.
