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La bolera central

Aficionados de otra pasta en Hevia

El torneo amateur de las fiestas de la Salud sorprende por la espectacularidad de unas partidas dignas del primer nivel

Un instante de las partidas en Hevia. l. blanco

La parroquia de Hevia culminó el pasado lunes un torneo de cuatreada que sin duda quedará grabado en las retinas de los aficionados. La competición, dirigida exclusivamente para jugadores aficionados o de categorías inferiores y enmarcada en el programa d las fiestas locales de la Salud, dejó sorprendidos a los numerosos aficionados presentes en la bolera, que pudieron disfrutar de unos choques que por nivel de juego dejaron en mal lugar a muchas de las grandes finales vividas a lo largo de la temporada.

El buen nivel de la competición se dejó ver ya desde la fase de clasificación, en la que el corte que determinó los siete clasificados que se unieron a un representante de la organización para formar el cuadro final se situó en 110 bolos. Pablo Fernández, cangués infantil de la peña El Batán de Mieres, lideró esta fase con 134 tantos, seguido por Ricardo Nosti, de la peña El Biche, con 127. Tras ellos se situaron Gabriel Amores (122), el langreano Berto (119), José Miguel Fernández (117), el roscador de Pañeda Santianes (111) y el gijonés Maxi (110).

El domingo se disputarían las partidas de cuartos de final en las que resultaron vencedores Maxi, Gabriel, Pablo y José Miguel, tras derrotar a Iván, Berto, Santianes y Nosti, respectivamente. El lunes por la tarde, Gabriel Amores se deshacía de Maxi por un contundente 8 a 2, mientras que Pablo Fernández derrotaba a su compañero de peña José Miguel en una partida extraordinaria entre dos de las principales promesas de la cuatreada actual.

La final se presentaba a priori bastante desigual. Pablo Fernández era el claro favorito, pues ya acumula en su palmarés numerosos campeonatos provinciales de categorías inferiores. Por su parte, Gabriel Amores fue la "sorpresa", así, entre comillas, del campeonato. Este roscador de 32 años formado en la peña El Chalupu, en la que jugó toda la vida hasta que por cuestiones laborales se apartó de la competición hace unos años, llegó a militar en Primera Categoría y también atesora varios torneos provinciales de categorías inferiores. Un buen hacer que volvió a demostrar pese a la inactividad y que le permitió plantar cara a toda una figura emergente de la modalidad.

El resultado final de la partida fue de 14 a 8, pero ese marcador esconde tras de sí unas cifras dignas de una final del Campeonato de Asturias absoluto. Gabriel salió derrotado con un promedio de 40,8 bolos. Demostró ser un enorme manista con una media de 44 bolos a la hora de poner para ese lado, y también dejó claro que no es manco para el pulgar con una media de 37,5 tantos Sin embargo, los números del campeón fueron de escándalo y explicaron la diferencia en el marcador. El promedio establecido por Pablo Fernández a la hora de poner fue de 46,7 bolos. Las medias de 46,3 para la mano y de 47,2 para el pulgar no dejaron lugar a dudas sobre quién debía ser el campeón.

La meritoria actuación de ambos finalistas fue recompensada por el público con sonoras ovaciones, así como por la joven comisión de festejos de Hevia, que hizo posible este torneo con la aportación de 500 euros en metálico, que fueron repartidos entre los ocho mejores del torneo.

De esa cantidad, el campeón se embolsó 150 euros y un jamón, mientras que el finalista se conformó con 100 euros y una paletilla. Los semifinalistas derrotados se llevaron 75 euros y sendos lacones, mientras que los otros cuatro jugadores que cayeron eliminados en cuartos de final también fueron recompensados con 30 euros.

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