Las parroquias sierenses de Granda y Muñó celebraron ayer una nueva jornada de las fiestas de Nuestra Señora del Rosario, que en el caso de Muñó era la última, y en el de Granda, la víspera del cierre. Esta última parroquia siguió con su vocación de regalarse el estómago con una nueva fiesta gastronómica.

En este caso, se repartió cordero a la estaca, una comida que en tan solo unos años se está convirtiendo casi en obligatoria por estas fechas. Participaron en la comida cerca de 200 personas. La comisión presidida por Rubén Rodríguez "El Pintxu" preparó diez corderos a la estaca, y para treinta y cinco personas a las que no les apetecía el cordero tenían dispuestos menús a base de costillas, chorizos criollos y panceta.

Pero los vecinos de Granda no se limitaron solo a comer y compartir una breve sobremesa. La fiesta se alargó a toda la jornada. Una vez saciada el hambre, hubo canciones, juegos y mucha diversión.

Granda tiene todavía preparado el último cartucho para la jornada de hoy, en la que está prevista la última sesión vermú que, viendo lo que ocurrió los días precedentes, seguro que se convierte en comida, en sobremesa y en lo que haga falta.

Entusiasmo ciclista

En Muñó también hubo sesión vermú, tras la misa en honor a San Antonio, cantada por el coro Antonio Martínez, de la Sociedad Siero Musical, y la jornada de tarde tuvo como protagonista el deporte. El ciclista Chechu Rubiera volvió a colaborar con la fiesta organizando una gymkhana ciclista para niños, en la que participaron unos treinta corredores. El deportista les puso varias pruebas para que mostrasen sus habilidades sobre dos ruedas. Como ocurre siempre con Rubiera, les contagió su entusiasmo y su amor por el ciclismo. Las fiestas concluyeron con verbena y chocolatada.