Marcelino Torrontegui tiene claro que las fiestas del Cristo son un "hito de unidad entre los carreñenses". Y lo afirma alguien que vive a más de mil kilómetros de distancia de su Albandi natal y que ayer fue el pregonero de la tradicional celebración candasina en el Teatro Prendes. Torrontegui destacó que se le hace duro vivir lejos de su casa y, más aún, cuando es originario "de un lugar tan bonito y con tanta gente que merece la pena".

Pese a todo, en Málaga se encuentra bien; eso sí, siempre contando los días para regresar a Carreño y poder admirar la estatua de La Marinera, dejarse iluminar por el faro, "sentir el aroma de las aguas de Palmera", deleitarse con el arte del Museo Antón, rezar en la iglesia de San Félix, y correr por el paseo marítimo de Candás o por la senda de costera de Perlora, El Tranqueru y Xivares. "En definitiva, disfrutar de un lujo inigualable que no tiene precio", destacó.

El actual masajista del Málaga Club de Fútbol comenzó su labor profesional ligado al ciclismo. "Nunca olvidaré mis comienzos, en los que tuve la suerte de conocer a Carlos Muñiz, que me introdujo en el mundo del ciclismo, y también guardaré mis primeros pinitos en el mundo del fútbol, en el Candás, de la mano de Manuel Angel Muñiz", afirma este carreñense que ha participado en seis Juegos Olímpicos, el último el celebrado este verano en Río.

Durante el pregón también tuvo momentos para recordar a sus padres, Marcelino y Carmina, y a su hermano Felipe, entre otros familiares. "Esta fiesta es rica en religiosidad, rica en cultura, rica en gastronomía y, para mí, rica en recuerdos, como aquellos que vienen a mi memoria en el Cristín, último día de las fiestas, donde la intimidad de las mejores amistades y de la familia hacía que la fiesta se hiciera más propia", destaca Torrontegui, que hizo referencia al pregón de Sabino Fernández Campo de 2008, que definió las fiestas del Cristo como "una armónica coordinación de conmemoraciones religiosas y fiestas paganas". Tras la lectura cantó la coral "Aires de Candás".

Por la mañana, la lluvia obligó a suspender el pasacalles previsto por la charanga "Pepe El Chelo". Sin embargo, los miembros de la banda no dudaron un segundo en subirse al escenario instalado en la plaza de La Baragaña para animar una triste mañana. "Fue una pena", aseguró Álvaro Artime, director del colectivo, que volverá a actuar esta tarde en un pasacalles. "A ver si el tiempo nos deja".