La tradición en Candás es madrugadora y la devoción por el Cristo es desbordante, a juzgar por el numeroso público congregado en la procesión. Las gaitas comenzaron a sonar a las siete de la mañana de camino al muelle viejo, donde media hora más tarde comenzó la Alborada, un encuentro que homenajea cada año desde los últimos 39 a los marineros fallecidos en la mar.

El coordinador de esta actividad, José Marcelino García, recordó el fallecimiento de 34 marineros que iban al besugo en 1888 y los nombró uno a uno: Gabriel Gutiérrez, José de la Viña, Álvaro Mori, Antonio Prendes, José García-Pola... Todo ello bajo la luz de la luna y a la espera de que el sol comenzara a despertar en el horizonte.

Con los primeros claros, el pregonero de la mañana, también llamado Poeta del Alba, el piloñés Armando Vega, tiró de recuerdos de cuando era un niño de cinco años y vio por primera vez el mar. Con el paso del tiempo, Vega se fue acercando más aún al mundo del mar y se empezó a interesar por las tempestades y los piratas. Fue entonces cuando descubrió el "microuniverso" de Candás y su mar, que da trabajo pero también es "un cementerio". Destacó la hospitalidad de los candasinos y su vinculación con las jornadas literarias "Mar Adentro". Para finalizar su pregón, cargado de acento marinero, Vega recitó su primer poema escrito en asturiano, que lleva por título "Pescadores". En él menciona al Cristo de Candás y defiende la labor de los marineros. "Polos vivos y polos muertos, ¡vivan los pescadores!", concluyó.

La trompeta de Iván Rodríguez marcó un toque de silencio. Después, un toque de oración previo a la intervención de María José Fernández, para dar paso después a un coro improvisado y formado principalmente por mujeres vestidas de pescadoras para entonar "La Marinera". La danza prima bailada en el entorno de la rula y el posterior café con churros despidieron la Alborada, en la que participaron el presidente del parlamento asturiano, Pedro Sanjurjo; el director general de Pesca, Alberto Vizcaíno, y la directora regional de Participación Ciudadana, la candasina Melania Álvarez, además de autoridades locales.

Algo más de dos horas después, las aproximadamente doscientas personas que participaron en la actividad más madrugadora del programa festivo ya se habían cambiado de ropa. Dejaron a un lado los trajes marineros para vestir de calle y desfilar junto al Cristo y la Virgen del Rosario. Sobre las once de la mañana el público comenzó a congregarse junto a la iglesia parroquial de San Félix. Los pequeños Pablo Zapico y Elena Sánchez, unidos por una mano, se dejaban fotografiar con el Cristo de fondo, momentos después de que la Virgen del Rosario saliera de la iglesia al compás del himno de España, que tocó la banda de música.

La banda de gaitas fue la encargada de teñir de asturianía la multitudinaria procesión que transcurrió por las calles Bernardo Alfageme, Valdés Pumarino, Santolaya y Braulio Busto, entre otras, hasta llegar de nuevo a la iglesia parroquial, donde se celebró la misa por el Cristo candasín. En ella destacó la actuación del Coro de la Bodega, muy aplaudido.

Por la tarde le tocó el turno al desfile de charangas, y por la noche estaba previsto que los vecinos bailaran en el parque de Les Conserveres al ritmo de la orquesta "Funçao Publika", que ambientó la noche junto con una sesión de djs en La Baragaña. Hoy será el día del Cristín, con hinchables y la espicha popular de las peñas marineras. La noche, la última de las fiestas del Cristo, concluirá con los fuegos y la música de "La Fórmula".