"Hay personas en la urbanización que temen salir de casa a partir de las nueve de la noche y no nos podemos quedar de brazos cruzados". Esa consigna es la que ha llevado a la Asociación de Vecinos de La Fresneda a movilizarse para tratar de atajar las continuas visitas de los jabalíes a las zonas verdes y residenciales de la urbanización. Un tema que, aunque aseguran que en principio fue tratado con humor, con el tiempo se tornó "en un problema serio".
Es por ello que a iniciativa del miembro de la asociación, Toni Gómez, el colectivo decidió trasladar esta semana al Principado un informe con los numerosos daños ocasionados por los animales salvajes en varios puntos de La Fresneda. "Son habituales los destrozos en las zonas ajardinadas, el parque de la urbanización y frecuentemente se ve basura esparcida por las calles", explica el presidente del colectivo vecinal, Óscar Llamas.
Ante tales situaciones consideran que es necesario abordar un problema que al principio era puntual, pero que con el paso del tiempo se está convirtiendo en el pan de cada día. "En los dos o tres últimos años se acostumbraron a vivir entre la gente y ahora ya campan a sus anchas", advierten los lugareños.
Entre los principales riesgos de los que advierten que supone la presencia de los jabalíes en la zona está la posibilidad de sufrir accidentes de tráfico inesperados o las peleas entre los suidos y los numerosos perros que hay en la urbanización. "Quizás no es muy probable que haya ataques directos a las personas, pero eso no quiere decir que estas puedan padecer consecuencias negativas", alerta un Llamas que también alerta de alguna que otra mala costumbre vecinal. "Se ha puesto de moda que la gente se pare en medio de las rotondas a tirarles fotos y vídeos y eso es peligroso para el tráfico en la zona", advierte.
Una preocupación que a pesar de que muchos tratan de tomárselo con humor es cada vez más creciente y viene a demostrar la escasa eficacia de un desbroce realizado hace meses en una zona verde de la urbanización. La actuación, llevada a cabo por el Ayuntamiento de Siero, buscaba acabar con el posible hábitat de los animales en la zona, pero la frecuente presencia de una hembra y dos crías en plena urbanización da por hecho que no se alcanzaron los objetivos fijados en su momento.
