-¿Qué supone el "Moscón de Oro?

-Son cosas que siempre prestan y, si es por la gente de tu pueblo, mejor aún. Aunque no quería que presentaran la candidatura, estoy muy agradecido.

-¿Timidez?

-Sí, es por lo que más me cuesta.

-Ha regresado a Grado después de años trabajando fuera, ¿tenía ganas?

-Muchas, estoy encantado. Te das cuenta de que, por muchos años que lleves fuera, los amigos siguen siendo los de siempre, no se rompe con la distancia ni con el tiempo. Ésa una de las razones por la que uno desea volver. Tengo un sentimiento muy fuerte de pertenencia a Grado, quieres seguir compartiendo con tu familia y tus amigos la vida, me gusta vivir aquí, que me conozcan por la calle. Ese tejido social da seguridad y, en el fondo, felicidad.

-¿Por qué le gusta tanto Grado?

-Me encanta, sí. Me gusta que la gente me cuente cosas, qué están haciendo o cómo les va. Me di cuenta de que me ven en los periódicos y piensan que lo que hago es más interesante que lo que ellos hacen, y no es así. Yo creo que todo lo es y me interesa saber de ellos. Y ahora, con el premio, me dicen "no paras", y yo me muero de vergüenza, prefiero no hablar de éso y que me cuenten sus cosas.

-¿Qué tal le va en la Universidad de Oviedo?

-Estoy muy contento, fui muy bien recibido en el área de Materia Condensada en la Facultad de Ciencias, recibí mucho apoyo de compañeros y hay un compomiso de futuro.

-¿Qué supone el grafeno para la Ciencia?

-Es un material muy prometedor para intentar cambiar el modelo tecnológico, que hoy en día está llegando a sus límites. El grafeno muestra un potencial que permite pensar en una futura revolución de la industria de las telecomunicaciones.

-¿Cómo trabaja para ello?

-Desarrollamos herramientas adecuadas para poder controlar la luz en nanoescala. Son herramientas muy básicas por ahora, pero que, a largo plazo, pueden tener un rendimiento tecnológico muy grande. Es ciencia básica, lo que considero esencial. A través de ella van a aparecer aplicaciones, pero siempre tiene que haber una búsqueda del conocimiento por encima de aplicaciones finales.

-¿Es la inmediatez de la sociedad actual un escollo?

-Ahí está el problema, buscamos resultados por períodos de legislatura y eso es inviable para una ciencia de buen nivel. En España no hay mucha tradición científica a lo largo de la Historia, aún teniendo grandes genios, pero hicieron sus carreras fuera del país y no generó una tradición que haga un consenso generalizado de que hacer ciencia es bueno y repercute en nuestra calidad de vida.

-¿Qué propondría usted?

-Un programa de cinco años de financiación que no hace falta que sea un puesto de funcionario, pero sí programas de continuidad primando los méritos.

-¿Cree que España apuesta por el desarrollo a través de la Ciencia?

-En general, no, llevamos desde 2010, e incluso antes, sin inversión. El primer Gobierno de Zapatero hizo un programa de inversión hasta 2012 pero a raíz de la crisis se decidió parar. Ésto llevó al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a una situación de quiebra, muchos proyectos sin financiación y muchos investigadores fuera.

-¿Cree que los científicos de primer nivel españoles volverán algún día?

-Volver a traerlos es una tarea muy difícil. Si no hay unas condiciones buenas y con planes de futuro, los científicos no van a volver nunca porque es muy frustrante. No me cabe en la cabeza que en una situación de crisis hayan recortado en Ciencia, que supone un 1,5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Estamos a la cola de Europa en inversión y ésto hace un daño irreversible a la investigación científica en España, algo que no tiene sentido niguno.