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Una villa milenaria y mutable

Miguel Ángel Fuente publica "Noreña: ayer y hoy", un volumen en el que confronta imágenes históricas con sus réplicas actuales

Una villa milenaria y mutable

Noreña puede ser milenaria, pero no es inmutable. Desde que a finales del siglo X se recogieran las primeras referencias al lugar que llegaría a ser la Villa Condal, este lugar llamado Noreña ha experimentado diversas transformaciones, tanto en su fisionomía urbana como en la naturaleza de su población. Unos cambios que, en lo referente al último siglo, que perciben con nitidez en el libro "Noreña: ayer y hoy", el sexto volumen que el cronista oficial de la Villa Condal, Miguel Ángel Fuente, dedica a la localidad.

Esta práctica, la de recrear con el móvil el encuadre histórico, sirvió de hecho a Alfredo Enguix como inspiración para esbozar el diseño de la portada del volumen. En cuanto a las fotografías históricas, casi todas proceden del archivo personal de Fuente, a quien cedieron algunas imágenes José Manuel Fanjul, Alfonso Pascual y Tino Fombona para completar el volumen.

En el libro se puede vislumbrar el antiguo edificio del Círculo Católico durante las obras de instalación de sus jardines, varios años antes de que el arquitecto noreñense Enrique Rodríguez Bustelo ampliase el inmueble para convertirlo en la nueva casa consistorial. También se observa la antigua casa consistorial, destruida durante la Guerra Civil, o el diseño de la capilla de la Soledad tal y como la ideó, en 1903, el arquitecto Luis Bellido, y que se enfrenta con una imagen actual del templo, también rehabilitado por Bustelo en la posguerra.

Pero en las imágenes también se recogen momentos efímeros de gran belleza, como una nevada de 1926 que tiñó de blanco el quiosco de la música, o personajes singulares como los Köpke o Justo Rodríguez.

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