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El sierense que corrió con Fangio

Armando García Cifuentes, de la familia que regentó La Champanera, tuvo una brillante trayectoria en la Cuba prerrevolucionaria hasta que protagonizó un accidente con seis muertos en una prueba en La Habana

Arriba, imagen del accidente de 1958, con el coche dentro del círculo. A la derecha, García Cifuentes, en 2006. LNE

La habitación 810 del Hotel Lincoln de La Habana es un auténtico templo del automovilismo. En este cuarto se hospedaba Juan Manuel Fangio, el primer piloto en lograr cinco campeonatos del mundo de Fórmula 1, en la víspera del Gran Premio de Cuba de 1958, que se disputaría el 24 de febrero. Una prueba en la que Fangio no tomaría la salida, ya que había sido secuestrado, en su propio hotel, por simpatizantes castristas. Unos secuestradores a los que Fangio estaría agradecido el resto de su vida, ya que aquella prueba estuvo marcada por un brutal accidente, saldado con seis muertos y cuarenta heridos, y en que se vio involucrado un sierense: Armando García Cifuentes.

Aunque nacido en Madrid en 1931, García Cifuentes era asturiano de pura cepa. Su madre era Lidu Cifuentes, hija de Ramón Cifuentes, empresario y político natural de El Carmen (Ribadesella) y propietario de la fábrica de tabaco Partagás, en Cuba. Su padre era Armando García Paladini, natural de La Carrera (Siero) e hijo de Perfecto García Pérez, el indiano que fundó La Champanera.

Emigrado a Cuba por la relevancia de los negocios de su familia, Armando García Cifuentes sintió desde joven la llamada del motor. Tras participar en algunas pruebas como copiloto, en 1955 tomó la alternativa y comenzó a competir como piloto privado en pruebas cubanas. Sus primeros éxitos llegaron de manera precoz, en 1956, hace ahora sesenta años, tal y como relata Fernando de la Hoz en su libro "Historia del automóvil en Asturias (1890-1965)".

Para entonces, Armando García Cifuentes estaba ya considerado como la gran promesa del automovilismo cubano, pese a sus orígenes españoles. Por ello, se esperaba con interés su participación en la segunda edición del Gran Premio de Cuba.

La parrilla de la prueba no podía resultar más atractiva, ya que además de Fangio, que había ganado la primera edición, se había confirmado la presencia de Stirling Moss. Pero el esperado duelo entre el argentino y el inglés se truncó en la víspera, cuando se produjo el secuestro del pentacampeón en el vestíbulo de su hotel: el Lincoln.

Pese al suceso, la organización decidió seguir adelante con la prueba, y el 24 de febrero de 1958 los motores rugieron por las calles de La Habana. Armando García Cifuentes competía con un Ferrari, y se mostró combativo desde el inicio. Pero en la vuelta seis, cuando marchaba en tercera posición, tras Moss y Masten Gregory, García Cifuentes perdió el control de vehículo en una cerrada curva junto a la embajada de los Estados Unidos, a causa de unas manchas de aceite. El accidente se saldó con seis muertos y más de cuarenta heridos. García Cifuentes acabó en el hospital, a donde fue a visitarle Fangio tras ser liberado. Allí, el piloto argentino le hizo una confesión: su convencimiento de que el secuestro le había salvado la vida.

Pese al siniestro, el asturiano retornó a los circuitos meses después. Pero entre este accidente y la revolución cubana, que frustró su fichaje por Ferrari para correr en Europa, su carrera se vio lastrada. Retornado a España, cosechó aún algunos triunfos en rallies antes de retirarse en 1967.

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