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La nueva Matiella cumple dos décadas

"Ya no queda nada de aquello", lamentan los vecinos al recordar las caserías y el ganado del antiguo barrio de Candás, ahora lleno de pisos y con muchos jóvenes

Solar en La Matiella donde posteriormente se habilitarían viviendas en altura frente a una nave municipal. REPRODUCCIÓN DE I. G.

El boom urbanístico de los años noventa modificó la estampa de buena parte de las villas asturianas. Candás no se quedó atrás. Y el barrio de La Matiella, mucho más. La zona ubicada a la entrada de la capital del concejo sufrió su mayor cambio en 1996, hace veinte años. Los vecinos aún recuerdan las caserías y las ganaderías e incluso el bar-tienda y estanco de Casa Nora. "Ya no queda nada de aquello, ahora hay edificios", explica María Luisa Sánchez, que vio con sus propios ojos los cambios en su barrio. Esta miembro del colectivo vecinal de La Matiella recuerda cuando su barrio eran "los aledaños de Candás". "Ahora es todo uno", apostilla.

Las casas de planta baja con cuadra adosada fueron vendiéndose paulatinamente y sustituyéndose por edificios de varias alturas. "La zona cambió totalmente", añade Avelino Riesgo. "Antes estaba Casa Carés, Casa Antonín, Amparo Sierra, las casas de Don Manuel...", enumeran los vecinos. La zona rural se convirtió en urbana en poco tiempo y también la vida. "Antes nos conocíamos todos, ahora ya no", señala Ignacio Álvarez Mojardín, presidente de la entidad vecinal de La Matiella hasta el pasado año. Su cargo fue ocupado por María José Ramos, que vive en el barrio desde hace una década. "Actualmente el barrio cuenta con mucha gente joven, en un espacio renovado y moderno que hace las veces de zona dormitorio de Candás", señala la dirigente vecinal, que añade: "A muchos vecinos les compensaba más venirse a vivir a La Matiella que comprarse un piso en Candás, es más barato".

María Luisa Sánchez lleva toda su vida en el barrio y defiende que si los mayores que habitaban en La Matiella hace décadas se quedarían sorprendidos de los cambios que ha sufrido este entorno a día de hoy. "No lo conocerían", apunta.

El plan urbanístico que modificó el barrio se centró, principalmente, en la construcción de diez bloques de pisos, algunos de ellos, en "L". La modificación del planeamiento afectó únicamente a la parte baja del barrio, La Matiella alta sigue intacta y mantiene, a día de hoy, su esencia rural con chalés y caserías. "Menos mal que estalló la burbuja inmobiliaria porque si no tendríamos muchos más edificios", añaden los miembros de la asociación de vecinos mientras conversan en el interior de su sede social, ubicada en el antiguo matadero y próxima al área recreativa del barrio.

"Esta zona fue durante muchos años el basurero de Candás", explica Ignacio Álvarez Mojardín, mientras señala al aparcamiento de caravanas. "Y en 1946, lo que hoy es el área recreativa era el campo de fútbol del Canijo, un club de la época", añade este ferroviario del "Carreño" que posteriormente trabajó en Ensidesa, donde se jubiló hace ya décadas.

Actualmente, el Ayuntamiento ha comenzado hace varios días a construir un nuevo tramo de acera en el barrio de 53 metros de ancho y 1,5 de ancho. Los trabajos comenzaron con la conexión de los servicios necesarios, junto a la delimitación de la zona. Seguidamente, se eliminará el pavimento actual y los trabajos de limpieza y desmonte para luego pasar a la ejecución de la cimentación del muro de hormigón que delimitara la acera. La obra cuenta con un presupuesto de 35.997 euros y un plazo de dos meses.

El barrio de La Matiella está situado a la entrada de Candás, en el entorno de la rotonda que da acceso al interior de la capital. Durante décadas, la carretera que cruza este entorno era la salida natural de Candás con caserías a ambos márgenes de la calzada. La actual carretera general eran praderías en las que pastaba el ganado y había plantaciones. Eso fue hace casi treinta años. Ahí comenzó el desarrollo de La Matiella que fue a más en 1996, cuando se modificó el planeamiento y las casas de planta baja comenzaron poco a poco a convertirse en edificios en altura. Actualmente, los servicios son urbanos y muchos de sus residentes apenas conocen la historia de lo que fue un núcleo rural y los vecinos hacían la compra en Casa Nora, en el bar tienda de La Matiella, que aún permanece en el recuerdo.

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